Hugo, Víctor (1802-1885) ADMIRACIÓN- GALANTERÍA

Vivía Sara Bernhardt los momentos más gloriosos de su triunfal existencia. En 1877 representó la Doña Sol de Hernani, de Víctor Hugo. El autor asistió al estreno, y quedó tan profundamente impresionado que envió una carta acompañada de diamante pendiente de una cadena, y tallando en forma de lágrima. La breve misiva decía:

“Señora. Ha estado usted magistral y encantadora. Me ha conmovido a mí, el viejo luchador, y en cierto momento mientras el público enternecido y fascinado aplaudía, yo lloré. Esta lágrima es la que usted me ha arrancado, le pertenece. Permítame que se la ofrezca. Víctor Hugo.”

Desde entonces, jamás salió a escena Sara Bernhardt sin llevar consigo la simbólica lágrima que arrancara con su actuación a uno de los hombres más sensibles del mundo.

Pavlova, Anna (1881- 1931) ADMIRACIÓN- AMISTAD- CRÍTICA

Dos años antes de morir, la genial bailarina tuvo su última entrevista con Serge Lifar.

-¿Cuándo bailamos juntos?- le preguntó-¿Ya no piensas bailar más…? Me apasiona tanto verte, que más de una vez he pensado matarte, para eternizarte para siempre en lo más profundo de mi alma.

Anna Pavlova le tomó la cabeza y lo besó entonces ardientemente, y “yo le correspondí, enajenado, besando sus piernas, aquellas piernas del cisne eternamente moribundo”, cuenta el propio Lifar.

Entonces ella expresó:

-¡Vete ahora! Necesito estar sola.

Nunca más volvió a verla. Murió víctima de una pulmonía.

Debussy, Claude (1862-1918) ADMIRACIÓN- RECONOCIMIENTO- TRIUNFO

En una ocasión, ya famoso, se hallaba viendo una función en el circo, espectáculo que le gustaba mucho, cuando uno de los payasos se le acercó y le dijo emocionado.

-Saludo a nuestro gran artista.

-También usted es una gran artista- rebatió.

Y se entabló en un diálogo entre el músico y el payaso que el público siguió con atención.

-No; yo soy un payaso y todo mi arte consiste en recibir patadas y hacer piruetas.

-también nosotros los músicos recibimos patadas, y no de un compañero, si no de los críticos y del público.

-Pero todo el mundo los conoce.

-Pero ustedes consiguen algo a veces tan difícil: que todo el mundo ría.

Y el payaso, entonces, le hizo una proposición.

-¿Cambiemos? Yo a la música y usted a la payasada.

El payaso llevaba un violín y empezó a tocar, por cierto bastante bien. Debussy se levantó, y puso de cara al público puso una expresión grotesca y con una voz atiplada gritó:

-¡Ua! ¡Ua! ¡Ua!

El público aplaudió frenéticamente: ¡El “cambio” fue todo un buen éxito!

Dalí, Salvador (1904-1989) VANIDAD- AUTOESTIMA- INMODESTIA

Leemos una bonita anécdota en una revista francesa, que si es verdad, puede tomarse como muy representativa del autobombo daliniano.

Dalí, en París, fue presentado a la actriz Madeleine Renaud, que con natural cortesía expresó:

-Créame que le admiro mucho, Señor.

-Yo también, señora.

-¿Me ha visto trabajar?

-No hablo de usted, si no de mi. Que también me admiro mucho.

Cocteau, Jean (1889- 1963) INCOMPRENSIÓN- APRECIACIÓN

En cierta ocasión le hablaban de su poesía haciendo elogiosos comentarios:

-Ha escrito usted cosas admirables.

Por lo que el poeta se apresuraba a contestar.

-No me diga cuales. La tragedia de un poeta consiste en ser admirado, precisamente, por aquello que todos interpretan mal.  Nunca por lo que un poeta quiso de veras quiso decir.

Carnegie, Andrew (1837- 1919) CALOR DE HOGAR- AMOR DE MADRE- HUMILDAD

En 1908 se publicó en el Century Magazine una referencia a Carnegie que merece la pena repetir. El multimillonario, viejo ya, asistió a un banquete. Le pidieron que dijera algo de sí mismo, que explicara alguno de sus buenos recuerdos. Éste se levantó y dijo:

-Nací en una familia pobre, y no cambiaría los buenos recuerdos de mi infancia por los de ningún hijo de millonario. ¿Qué saben esos niños de las tertulias familiares, y del inolvidable recuerdo de una madre  que es mejor refugio de muchos hijos, la mejor cocinera, la mejor maestra, la mejor lavandera, y a la vez la mujer más bonita, más ahorradora, más angelical y más santa de cuantas ha conocido un hombre en su larga vida?

Beethoven, Ludwing van (1770-1827) DEFINICIÓN- ADMIRACIÓN

Beethoven, como todo genio musical, sentía una gran admiración por Bach. Esta palabra en alemán significa “arroyo”. Una vez le preguntaron su opinión acerca de Bach, y el músico expresó:

-No debería llamarse así, pues no es una arroyo, es el mar, todo el mar.

Y, siempre que hablaba de Bach, le cambiaba el nombre y le llamaba Meer, que significa “mar” en alemán

Alejandro Magno (356-323 aJC) LIDERAZGO

alejandro-magnoAlejandro era un jovencito cuando, en un banquete, un hermano de la segunda mujer de su padre, dijo a los comensales:

-Filipo podrías darles, gracias a tu matrimonio, un heredero legítimo.

Alejandro se levantó enfurecido y gritó:

-¿Acaso yo soy un bastardo?

Y, al decir esto, arrojó con violencia una copa a la cabeza del hermano de la mujer de su padre. Filipo, padre de Alejandro, airado por la actitud de su hijo, se levantó para abalanzarse sobre él. Sin embargo, había bebido en exceso, tropezó y cayó al suelo.

Hecho este que aprovechó Alejandro para reprocharle:

-¿Y tú piensas conducir nuestros ejércitos, cuando no eres capaz de conducirte a ti mismo a través de este salón?

Beethoven, Ludwing van (1770-1827) CASUALIDAD- ADMIRACIÓN- RECONOCIMIENTO- AMABILIDAD

beethovenHabía entonces en Brunswick un organista llamado Widebein, cuyo mayor deseo era conocer personalmente a Beethoven. Tanto, que hizo un viaje a Viena sólo con ese fin. Una vez ahí se encaminó a la casa de Beethoven, cuya dirección le habían dado.

Por el camino encontró a un grupo que ayudaba a un cochero a levantar su caballo, que se había caído de un resbalón. Se detuvo a ayudar también. Habló con uno de los que ayudaban y le dijo que acaba de llegar a Viena.

-Pues le diré dónde está lo mejor de la ciudad para que lo vea.

-Es que no he venido a ver la ciudad, sino a conocer a Beethoven.

-¿El músico?

-Sí; si es que me recibe

-Seguro que sí. Pero no será necesario tanto requisito para conocerlo, puesto que ya lo conoce.

-ciertamente…, no.