La esposa de Cleveland, que aseguran era muy bella, una de las veces que se marido ocupó la presidencia de Estados Unidos le recomendó a cierto sujeto para un lucrativo cargo político. Cleveland la escuchó atentamente y se limitó a contestarle.
-Lo pensaré.
Y al día siguiente obsequió a su esposa una preciosa sortija.
Pasaron varias días y la señora insistió en su petición, por lo que obtuvo del marido la misma respuesta.
-Lo pensaré
Y al otro día le regaló un broche.
La dama advirtió la extraña coincidencia de los regalos con su recomendación a propósito de aquel sujeto, al preguntarle su esposo si en efecto existía una relación, Cleveland le contestó:
-Sí. Es para advertirle que me pidas cuanto desees, menos un favor relacionado con la política.