Mozart fue un niño prodigio. A los seis años ofreció un concierto en la corte de Viena, en presencia de la emperatriz María Teresa y su esposo Francisco de Lorena. Una de las hijas de los emperadores, la archiduquesa María Antonieta, de cinco años de edad, futura reina de Francia, llevó al niño a ver sus muchos juguetes. Mozart, quien era un niño muy sensible, le dijo:
-Es usted muy buena y muy bella, y quiero que nos casemos. Pero yo soy pobre y no tengo juguetes.
La emperatriz, enterada de los sentimientos de niño músico, le dijo:
-Tú eres pobre, pero serás el rey de los músicos, y puedes muy bien casarte con nuestra María Antonieta. Pero son demasiado niños todavía. Deberían esperar algunos años.
Y Mozart, para mostrarle su agradecimiento por aquellas palabras, besó su mano y le dijo:
-¡También me casaría con usted, señora!