Héctor García (1923-2012) Última voluntad

A Héctor García se le llamó «el fotógrafo de la ciudad.» Se cuenta que un día, paseando con su esposa, pasaron por una carretera a Xochimilco y el artista de la lente dijo  “Aquí quiero que me entierres, pero con la cabeza hacia arriba para seguir viendo toda la ciudad”.

Sand, George (1804-1876) AMOR- EDAD

Musset y Chopin fueron los hombres a quienes más quiso. Ambos eran seis años menores que ella. Cuando vivía Chopin, un amigo le comentó recordando ese detalle:

-Sin dudas te gustan los jóvenes más jóvenes que tú.

-Sí, porque creo que todas las mujeres, junto a un hombre amado, nos sentimos un pco madres. Yo nunca hubiera podido enamorarme de un hombre mucho mayor que yo.

Poe, Edgar Alan (1809-1849) AMOR – MUERTE

El primer amor de Poe, a la edad de 14 años, fue la madre de un compañero del colegio, joven y bella, que murió un año más tarde. Poe sufrió una depresión tal, que fue incapaz durante mucho tiempo de hacer nada de interesarse por nada. Iba por las noches al cementerio y se sentaba junto a la tumba de la amada. Cuando sus amigos le preguntaban por qué hacía aquello, les decía:

-No pierdo la esperanza de verla resucitar.

Tolstoi, León N. (1828-1910) AMOR- LITERATURA- RECURSO

En tiempos primeros de su matrimonio, su esposa lo ayudaba a veces- más tarde, surgieron algunas diferencias en el matrimonio. Un día Tolstoi le preguntó a su mujer:

-¿Recuerdas lo que te dije cuando comencé a enamorarte?

-si; lo recuerdo perfectamente.

-¿Serías capaz de escribirlo ahora?

-Trataré…

La esposa recordó tanto recordaba y Tolstoi lo copió con alguna modificación: así fue como se redactó la famosa declaración del libro Ana Karenina.

Van Gogh, Vincent (1853-1890) AMARGURA- EXCENTRICIDAD- SOLEDAD

Van Gogh era un hombre difícil, con extrañas reacciones. Muy enamoradizo, pero nada seductor. Las mujeres no le amaban. Estuvo enamorado de una prima suya, que lo despreció. El joven pintor intentó hablar con ella algunas veces y nunca lo consiguió. Fue a buscarla a su casa y ella no lo quiso recibir. Había ahí una lámpara de petróleo, y Van Gogh le rogó a la madre de la muchacha que le dejara ver a la hija, aunque sólo fuese el tiempo que él aguantaría el dedo en la llama. Ya se iba a quemar el dedo, cuando la mujer llegó a tiempo de apagar la lámpara. Entonces, el pintor salió de la casa gritando:

-Dios mío ¿Por qué me has abandonado?

Van Gogh, Vincent (1853-1890) LOCURA- AMOR

Van Gogh se enamoró de Martha, una prostituta de Arlés que lo llamaba “Loco Rojo”.

-Me gusta tu oreja- dijo al hombre que nunca había tenía suerte con las mujeres de las que se enamoraba.

Entonces el pintor, seguro que a ella sólo le gustaba su oreja, decidió cortársela y ofrecérsela como prueba de amor. Después de consumado el hecho se encaminó hacia el burdel donde la amada “trabajaba”  y le entregó a un hombre que le abrió la puerta envuelta con el siguiente mensaje:

-Esto es para la señorita Martha. Dígale que es un regalo del “Loco Rojo”.

Lao, Tse (604-531 aJC) CONSEJOS- AMOR- BONDAD- PRÓJIMO

Los habitantes de Khun no dejaban tranquilo a Lao-Tse y siempre le estaba pidiendo consejo. Él decidió alejarse de allí, y vivir en un lugar donde nadie lo conociera. Cerró su casa le entregó la llave a un vecino para que se la guardara y se marchó caminando, sin decirle nada a nadie, ni despedirse de persona alguna. Caminaba muy entusiasmado en sus pensamientos, sin volver la cabeza, hasta que horas después miró hacia atrás y se encontró con un espectáculo que no esperaba: todos los habitantes del pueblo lo seguían de lejos. Lao-Tse los esperó y serenamente les preguntó:

-¿Qué quieren de mí?

Formando prácticamente un coro, todos le dijeron que necesitaban buenos consejos. Entonces, el sabio se subió a una altura piedra y les dijo:

-Amigos míos, si interpretan bien y no olvidan lo que ahora les diré, no necesitarán nunca consejos. Escuchen, en las cabezas de ustedes se encuentra todo: este todo es la memoria y el olvido. Que la memoria les sirva para acordarse siempre de olvidar todo el mal que les han hecho y todo el bien que ustedes hagan. Sólo tienen un deber para todos los hombres: el amor. Y un deber con ustedes mismos: la indiferencia. Todos los otros deberes. De los que tanto se hablan son fantasía.

Habló mucho, recalcando las mismas palabras como para imprimirla en el cerebro de quienes les escuchaban tan atentamente que no se oía ni el más mínimo ruido. Después continuó en silencio su camino. Nadie lo siguió ni jamás volvieron a verle, pero en sus corazones estaban impresas para siempre las palabras del gran sabio.

Ibsen, Henrick (1828-1906) AMOR- CASAMIENTO- PRUEBA

Ibsen se casó con la hija de un pastor protestante. La conoció, se enamoró de la muchacha y le escribió una extensa carta donde le declaraba su amor. En ella, le decía que iría a verla a las cinco de la tarde. Añadía que se ella no le correspondía, bastaría solo con que no estuviera en casa, pero si ella le recibía, significaría una aceptación.

Llegó a la casa a las cinco en punto y preguntó si la muchacha estaba ahí. La sirvienta le dijo que sí, que aguardara, pues ella no tardaría en salir. Lo condujo a un saloncito, donde estuvo Ibsen esperando alrededor de dos horas. Inquieto y temeroso de que sólo se trataba de una pérdida de tiempo, ya estaba a punto de marcharse cuando de repente se oyó una risa femenina que salía detrás del sofá: era la muchacha que había permanecido escondida en la incómodo posición durante todo aquel tiempo. Ibsen, muy sorprendido preguntó:

-¿Estabas aquí?

-Sí; escondida

-¿Por qué?

-Quería probar tu paciencia, y con ello, tu amor.

Ibsen había salido airoso de la prueba, a consecuencia de la cual, no tardó en casarse con la bromista muchacha.

Goethe, Johann Wolfgang von (1749-1832) CONQUISTA- ENGAÑO- AMOR

Alrededor de los quince años Goethe se dedicaba con unos amigos a escribir cartas de amor. Las ofrecían a los enamorados que no se atrevían a declarar su amor, y viceversa, a las muchachas enamoradas de jóvenes que no se les acercaban.

En cierta ocasión redactaron una carta para una muchacha, prima de uno de los del grupo, llamada Margarita, a la que Goethe no conocía. Le dijeron que la joven estaba enamorada de un muchacho con el que no había hablado nunca. Goethe escribió la carta. Poco tiempo después recibió una carta con la letra de una mujer, firmada por Margarita, que era copia exacta de la que él mismo había escrito. El resto de los muchachos sabían que la joven estaba enamorada de Goethe sin que él lo supiera, y urdieron todo el plan. Así se conocieron Goethe y Margarita (que llegó a ser su primera novia), a la que hizo protagonista de la primera parte de Fausto.