Rubens fue un pintor aristócrata, amigo de reyes, y se complació de pintar desnudos de mujeres rollizas y sonrojadas. Sus alumnos lo ayudaban a pintar sus grandes cuadros.
Un día lo fue a visitar un alquimista y le propuso invertir dinero en la búsqueda de la piedra filosofal.
-La encontraré, se lo aseguro. Pero para ello me hace falta dinero…
-Disculpe, hace años es posible que me hubiera interesado, pero ahora no, porque ya encontré la piedra filosofal.
-¿Habla usted enserio? ¿Dónde está?
Rubens le enseño su paleta de pintor, y le respondió:
-Ésta es mi piedra filosofal.