Rubens, Pedro Pablo (1577-1640) TRABAJO

Rubens fue un pintor aristócrata, amigo de reyes, y se complació de pintar desnudos de mujeres rollizas y sonrojadas. Sus alumnos lo ayudaban a pintar sus grandes cuadros.

Un día lo fue a visitar un alquimista y le propuso invertir dinero en la búsqueda de la piedra filosofal.

-La encontraré, se lo aseguro. Pero para ello me hace falta dinero…

-Disculpe, hace años es posible que me hubiera interesado, pero ahora no, porque ya encontré la piedra filosofal.

-¿Habla usted enserio? ¿Dónde está?

Rubens le enseño su paleta de pintor, y le respondió:

-Ésta es mi piedra filosofal.

Rodríguez, Manuel (1786-1818) ASTUCIA- DISFRAZ

Manuel Rodríguez, fue un verdadero problema para el gobierno español que lo perseguía sin lograr atraparlo debido a su gran astucia.

El cruel Bruno, jefe de la policía realista, se presentó en cierta ocasión a solicitar ayuda del alcaide para prender a Rodríguez. Cuando ya se marchaba, vio a un individuo que se hallaba en cepo y preguntó:

-¿Quién es este desgraciado?

-Un borracho que estaba molestando a las mujeres.

-Pues póngalo en libertad para que nos ayude a encontrar a ese sin vergüenza de Rodríguez.

El borracho no era otro que Rodríguez, que se había hecho pasar por un borracho para conseguir entrar a la cárcel y poder hablar con los patriotas allí encerrados.

Colón, Cristobal (1451-1506) BÚSQUEDA- TRIUNFO

De regreso de su primer viaje, hubo quienes le dijeron que descubrir un nuevo mundo era sencillo. Entonces Colón pidió un huevo, y les propuso a los que así hablaban que lo pusieran en posición vertical y trataran de mantenerlo, sin tocarlo en esta posición. Por supuesto, nadie lo consiguió. Entonces Colón golpeó uno de los extremos del huevo contra la mesa hasta ponerlo plano, y lo colocó en posición vertical, en la que se sostuvo. De inmediato mirándolo allí los presentes, le dijo:

-Como ven, para el huevo ahora es fácil, lo difícil fue cómo lograrlo.

Carnegie, Andrew (1837- 1919) EPITAFIO- MODESTIA- AMISTAD

En cierta ocasión expresó que le gustaría tener en su tumba un epitafio que dijera así: “Aquí yace uno que supo rodearse de otros hombres más capaces de él”.

Tenía Carnegie un perro al que quería mucho. Una vez que pasaba unos días de vacaciones en el lago Michigan, y de inmediato puso un anuncio en el periódico local, el Morning Herald, que decía así: “Perdió un fox- terrier blanco que corresponde al nombre de Billy. Se ofrecen mil dólares a quien lo encuentre y lo devuelva a su dueño en Star-Palace”. El anuncio no se publicó y Carnegie fue a la redacción a protestar. No había nadie. Llamó a voces y, al fin, le atendió una mujer que estaba limpiando el piso.

-¿Es que no hay nadie?- preguntó airado

-No; se han ido todos señor- respondió continuando su limpieza.

-Por lo que he oído, me parece que han ido en busca de un perro blanco llamado Billy.