Montes, Lola (1818-1861) AGRESIVIDAD- CABALLO- DEFENSA

Actuaba en Berlín con motivos de las grandes maniobras organizadas por Federico Guillermo IV en honor al zar. Asustado por las salvas de artillería, el caballo de Lola se lanzó al galope contra el estrado real. Un gendarme lo detuvo y lo golpeó. La bailarina, frenética, le propinó un latigazo en el rostro al gendarme, y huyó al galope. Al día siguiente, la policía acudió a su casa con una multa por lo ocurrido. Lola rompió el paper y arrojó a los agente los trozos a la cara, tras lo cual tuvo que salir del país de inmediato.

Calígula (12-41) VALENTÍA

Un augurio había anunciado a Calígula que tan difícil le sería llegar al emperador como cruzar a caballo la bahía de Nápoles. Llegó a coronarse emperador, aunque sólo por cuatro años. Entonces se propuso para desmentir al oráculo, cruzar a caballo la bahía de Nápoles. Para ello tuvo que situar en la bahía alrededor de cuatro mil embarcaciones y unirlas unas a otras de manera de puente. Encima de las embarcaciones mandó a poner largos tablones y toneladas de arena para evitar resbalones a los caballos. El puente tenía nueve kilómetros de longitud, pero Calígula cruzó la bahía por caballo por aquel puente, seguido de su caballería y sus carros de guerra.

Enrique IV NOTICIA- CABALLO- ESTRATEGEMA

Enrique IV era muy aficionado a los caballos y tenía siempre su favorito. A uno de ellos lo quería tanto, que llegó a decir que ordenaría encerrar a prisión a quien le diera la noticia de su muerte. Cuando el caballo falleció, nadie se atrevía a comunicarle tal fatal noticia, por temor a que cumpliera su promesa. Uno de los ayudantes del campo, haciendo gala de su hábil mente, se acercó entonces al soberano, y comenzó a decirle.

-¡Su caballo, señor, su hermoso caballo…!

El rey se sobresaltó enseguida.

-¿Qué le pasa a mi caballo?

Y el otro repetía sin añadir nada más:

-¡Su caballo, señor, su tan querido caballo…!

Hasta que el rey, adivinando lo ocurrido, dijo:

-¡Ha muerto! ¿verdad? Lo sé. ¡Ha muerto!

Como con esta sencilla estratagema fue el rey quien dio por hecho el desdichado suceso, su ayudante no fue a prisión como el soberano lo había sentenciado.

Bonaparte, Napoleón (1769-1821) RECONOCIMIENTO- AL CÉSAR LO QUE ES EL CÉSAR

Siendo Napoleón primer cónsul, paseaba una tarde con su esposa Josefina, en coche, por el parque de Saint- Cloud. Los acompañaba un general. El cochero que guiaba los cuatro caballos se llamaba César.  Napoleón quiso guiar él y tomó las riendas. Los caballos, muy fogosos, notaron el cambio y se fueron al galope. César asustado gritaba:

-¡A la izquierda! ¡A la izquierda!

El general y Josefina gritaban también. Napoleón no pudo dominar los caballos, y el coche fue a chocar contra una verja y se volcó. Los tres pasajeros sufrieron leves contusiones. Por la noche, durante la cena, se mencionó lo ocurrido. Y Napoleón le dijo al general que se sentaba con ellos:

-Sabido es que hay que dar al César lo que es del César de aquí en adelante, pues, el cochero César continuará en su cargo, con su látigo y riendas.

Alejandro Magno (356-323 aJC) CABALLO- INSOLENCIA- DECISIÓN

alejandro-magnoCuando Alejandro era apenas un adolescente, le regalaron a su padre el caballo llamado Bucéfalo. Era un animal indómito y Filipo dijo que no lo quería. Alejandro, que desde que vio al animal le gustó su figura, se tomó la atribución de inmiscuirse:

– Vas a perder un buen caballo por no saber manejarlo.

– Y tú, ¿quién crees que eres para darme instrucciones? Me faltas al respeto. ¡Cómo si fueras capaz de montarlo!

– Lo montaré, y el caballo me obedecerá- Se atrevió a contestar.

– Y si fracasas, ¿Qué precio pagarás por tu temeridad?

-El precio que pagarás tu por el caballo.

Todos se burlaron de Alejandro por sus desplantes. Pero él se acercó al caballo y enseguida se dio cuenta de lo que en realidad asustaba: su propia sombra. Lo acarició pacientemente, lo hizo poner en forma que no viera su sombra, se montó en él y salió al galope. Cuando regresó con aire triunfante y el caballo dominado, todos le aclamaron. A Filipo se llenaron los ojos de lágrimas besó a su hijo y sentenció:

– Deberías buscar un reino digno de ti, pues en Macedonia no cabrá tu futura grandeza.