Luis XV (1710-1774) CACERÍA- IRONÍA

En las cacerías que organizaba el rey se invitaba a gran cantidad de personas. En cada una de ellas se destinaba cuarenta botellas de vino “por si el rey tenía sed”.

Un día en plena jornada de caza, el soberano pidió una botella de vino, y su real sumiller le dijo muy turbado:

-Majestad, disculpe pero no queda ninguna…

El rey no preguntó absolutamente nada, solamente dio una orden:

-La próxima vez traiga cuarenta y un botellas, así cuando tenga sed habrá siempre una de sobra para mí.

Bonaparte, Napoleón (1769-1821) SINCERIDAD- RANGO

Napoleón, el Zar de todas las Rusias y el emperador de Austria, se había reunido en una cacería. Napoleón, que no era muy aficionado a esas cosas, aceptó por compromiso, pero en vez de cazar se detuvo conversando con los otros dos monarcas. Iban los tres a caballo, la charla se alargó y perdieron de vista a los otros cazadores. Estaban cansados, vieron una casa y se pararon a descansar y pedir algo de beber. Era la casa de un leñador, él mismo les sirvió y mientras lo hacían les preguntó quiénes eran. El primero en contestar fue Napoleón. Y dijo la verdad:

-Napoleón primero, emperador de los franceses.

Los otros dos no quisieron ser menos y también dijeron la verdad:

-Francisco segundo, emperador de Austria.

-Alejandro primero, zar de  Rusia.

El leñador les miraba con una sonrisa burlona. Y Napoleón, que se había percatado de la incredulidad del campesino, le preguntó:

-¿Y quién es usted?

-¿Yo? ¿No lo ve? ¡El emperador de China!

En el momento de decir esto llegaron otros cazadores. Napoleón se despidió del leñador con una gran reverencia. Y cuando le preguntaron la razón de tan solemne despedida dijo que lo preguntaran al zar de Rusia. Y Alejandro Primero dio la explicación:

-Es que este leñador es el emperador de China.

Alfonso XIII – Humildad, deducción

alfonso_xiiiAlfonso XIII, rey de España, durante una cacería se había alejado de los demás. Se detuvo a descansar a la sombra d eun árbol y un campesino que por allí pasaba se acercó a preguntarle:

-Dicen que el rey anda cazando por aquí. ¿Sabe usted si es verdad?

-Pues sí, dicen que sí.

-Me gustaría conocerlo.

-Pues venga conmigo, le voy a llevar donde el rey se encuentra. Cuando lleguemos verá que todos se descubren menos uno. El que no se descubra, ése será el rey.

Fueron los dos al encuentro de los otros. cuando les vieron llegar, todos se descubrieron. el rey preguntó al campesino:

-Bueno, pues ¿ya sabes quién es el rey?

-Sí, o usted o yo. Porque somos lo únicos que estamos con el sombrero en al cabeza.