Cuando Luis XIV iba de cacería, enviaba algunos de sus servidores disfrazados de campesino para que se confundieran con el pueblo para así conocer cómo éste pensaba.
En cierta ocasión yendo de cacería, pasó sin guantes por una aldea y uno de sus servidores comentó:
-El rey viaja sin guantes. Que extraño que no sienta frío en las manos.
-El rey nunca siente frío en las manos- contestó uno de los campesinos.
-Por qué no ha de sentirlo. ¿Acaso no es un ser humano como todos?- preguntó el servidor.
A lo que el campesino le respondió:
-¿Cómo puede tener frío con las manos metidas siempre en nuestros bolsillos?
Por lo que el rey conoció, de tan original modo, cómo pensaba un humilde hombre de campo.