Liszt, Franz (1811-1886) INSULTO- HUMILLACIÓN

Liszt se sentía orgulloso de sí mismo, de sus logros profesionales. En cierta ocasión estaba invitado, junto con un cantante llamado Marchesi, a una velada en la corte imperial austríaca. Después de la actuación, los invitados se dirigieron hacia el comedor donde se servía una exquisita cena, pero un sirviente detuvo a Liszt y a Marchesi, diciéndoles:

-Ustedes por aquí.

Dicho esto, los condujo hacia otro sitio donde cenarían los músicos de la orquestina, que después tocaría. Liszt se sintió tan humillado que se volvió con evidente mal humor al criado y le dijo:

-Dile a tu señor que nosotros nos marchamos a cenar a casa. Y, dirigiéndose al cantante, dijo con voz firme: tú sígueme y haz lo que yo haga.

Se puso el sombrero y atravesó a grandes paso la estancia repleta de invitados, cantando a todo lo que daba su pecho, acompañado por el cantante que lo imitaba ante el asombro de todos. Así salió de palacio el gran Liszt: cantando

Brahms, Johannes (1833-1897) ANTIPATÍA

Una cantante de escasa categoría le pidió que le indicara alguna canción suya adecuada para ella. Y Brahms, que no simpatizaba con la señora le contestó:

-De las muchas que he escrito ninguna. Aunque, veamos… espere un poco.

-¿Mucho?

-No se lo puedo decir pero las únicas canciones que le recomendaría son mis canciones póstumas. Así tendré al menos la seguridad de no oírselas cantar.