Opinaba que muchas cosas son más importantes que el dinero. Pero para que muchas de ellas, son necesarias grandes sumas.
Poco tiempo antes de morir, hizo pública una cláusula de su testamento en la que rogaba a todos lo que tenían cartas escritas por él que las destruyeran. Lo pedía para que fueran a evitar a parar a manos de coleccionistas, pues según sus propias palabras:
-Una carta sólo tiene sentido para quien la escribe y para quien la recibe, e incluso para ambos tiene un auténtico sentido sólo en el momento que se escribe y se recibe. Después, ya no.