Le molestaba tanto su cojera que le impedía gozar ampliamente la vida. Tenía alrededor de los veinte años y se quejaba de su mucha desgracia al reverendo Becher. Y éste le decía:
-Pues lo tenéis todo en esta vida: un nacimiento ilustres, buena posición económica y, sobre todo, una inteligencia privilegiada que se sitúa por encima de la mayoría de los hombres.
Y Byron le contestó:
-Y una pierna estropeada que me sitúa muy por debajo de la inmensa mayoría.