Un biógrafo cuenta que Carlos I discutía con sus nobles sobre la manera de ser de la gente de algunos países, y se resumió su punto de vista en esta curiosa sentencia.
-Los franceses parecen locos y no lo son; los españoles parecen sensatos y están medios locos; los portugueses parecen locos y lo son tanto como lo parecen. Y así es una ventaja tratar con ellos porque son los únicos que no engañan.