Lao, Tse (604-531 aJC) CONSEJOS- AMOR- BONDAD- PRÓJIMO

Los habitantes de Khun no dejaban tranquilo a Lao-Tse y siempre le estaba pidiendo consejo. Él decidió alejarse de allí, y vivir en un lugar donde nadie lo conociera. Cerró su casa le entregó la llave a un vecino para que se la guardara y se marchó caminando, sin decirle nada a nadie, ni despedirse de persona alguna. Caminaba muy entusiasmado en sus pensamientos, sin volver la cabeza, hasta que horas después miró hacia atrás y se encontró con un espectáculo que no esperaba: todos los habitantes del pueblo lo seguían de lejos. Lao-Tse los esperó y serenamente les preguntó:

-¿Qué quieren de mí?

Formando prácticamente un coro, todos le dijeron que necesitaban buenos consejos. Entonces, el sabio se subió a una altura piedra y les dijo:

-Amigos míos, si interpretan bien y no olvidan lo que ahora les diré, no necesitarán nunca consejos. Escuchen, en las cabezas de ustedes se encuentra todo: este todo es la memoria y el olvido. Que la memoria les sirva para acordarse siempre de olvidar todo el mal que les han hecho y todo el bien que ustedes hagan. Sólo tienen un deber para todos los hombres: el amor. Y un deber con ustedes mismos: la indiferencia. Todos los otros deberes. De los que tanto se hablan son fantasía.

Habló mucho, recalcando las mismas palabras como para imprimirla en el cerebro de quienes les escuchaban tan atentamente que no se oía ni el más mínimo ruido. Después continuó en silencio su camino. Nadie lo siguió ni jamás volvieron a verle, pero en sus corazones estaban impresas para siempre las palabras del gran sabio.

Croce, Benedetto (1866-1952) INTRASCENDENCIA- CONSEJO

A un joven que le pedía consejo, le dijo, excusándose:

-Eso sí que no. Nunca doy consejos a la juventud tienen demasiado tiempo por delante para darse cuenta, si han seguido estos consejos, del error que ha sido seguirlos, y si no los han seguido, del error que ha sido no seguirlos.

Etiquetas: intrascendencia, consejos, juventud, seguir.

Croce, Benedetto (1866-1952) LONGEVIDAD- CONSEJOS

Croce murió a los 86 años y trabajó hasta la última hora. En cierta ocasión, un reportero americano le preguntó cómo había logrado llegar a tan avanzado en tan buen estado, a lo que el anciano, respondió:

-Lo peor para la buena salud es la ociosidad. Lo que mejor la conserva es el trabajo. Pero se ha de imprimir un trabajo un ritmo vital, y eso sólo se consigue con un buen rato de distensión total todos los días, además de no apresurarse jamás mientras se trabaja. Si se cumplen estas condiciones, todo el mundo puede vivir cien años.

-¿Y usted las cumple, desde luego?

-¿Yo? ¡No; nunca! Me limito a aconsejarlas.