Héctor García (1923-2012) Creatividad – Arte

«Héctor García fue a hacer un reportaje de la aftosa en el Bajío [en el centro de México]. Apabulló a todos cuantos lo vieron con sus actitudes de fotógrafo genial; hizo temblar a los compañeros que lo vieron arrastrarse por el suelo, trepar hasta la punta de los árboles y bajar en paracaídas para sorprender el idilio de una vaca. En vez de un reportaje de la campaña contra la fiebre aftosa, trajo una magnífica colección de nubes, de árboles retorcidos y de crepúsculos dorados. Y Ortega, claro está, lo mandó con cajas destempladas a repetir el reportaje.»

Fuente: Solís Arturo. La escritura luminosa de Héctor GarcíaDisponible en http://www.forbes.com.mx/la-escritura-luminosa-de-hector-garcia/ Consultada el 27 de enero de 2015

Dumas, Alejandro (1802-1870) CREATIVIDAD- FECUNDIDAD- IMPROVISACIÓN

Sólo con la de sus “negros” (asalariados a quienes les entregaba datos para que escribieran sus novelas) se explica su prodigiosa fecundidad.  Pero, pese a todo, era un creador excepcional.  En cierta ocasión de reunieron varios de sus amigos para escuchar la lectura de su drama La demoiselle de Belle- Isle.

Cuando terminó, todos expresaron lo mucho que les había gustado. Entonces les enseñó las cuartillas que supuestamente había leído; estaba en blanco; o sea, había improvisado toda la obra.

Dumas, Alejandro (1802-1870) CONSANGUINIDAD- CREATIVIDAD

El caso de los Dumas, padre e hijo, llamados los dos Alejandro Dumas, es muy curioso. El padre, el autor de El conde de Montecristo y de los Tres Mosqueteros , nació en 1803 y murió en 1870. El hijo el autor de La dama de las camelias, nació en 1824 y murió en 1895. Se llevaban veintiún años. Durante muchos años, durante el siglo XIX, fueron dos famosos escritores contemporáneos, caso quizás único en la historia de la literatura.

Dickens, Charles (1812-1870) PRESUNCIÓN- CREATIVIDAD

Dickens era un hombre especialmente dotado como escritor, como autor y como imitador. Desde niño, en el colegio, daba sesiones él solo a los demás condiscípulos. Entre todos, pusieron en escena una obra que él mismo había escrito a los doce años: misnar, sultán de la India.

Un día uno de los profesores le aseguró:

-Tú llegarás a ser alguien.

Y el niño Dickens le contestó, muy convencido, aunque sin ninguna presunción:

-Ya lo soy, profesor.