Un joven escultor, lo visitaba un día en los últimos años de vida de Rodin, y emocionado ante la presencia del admirado escultor, exclamó:
-¡Quién fuera usted! Daría años de mi vida por saber lo que usted sabe.
-Yo también los daría, pero todos, por tal de tener su juventud aunque no supiera nada.