Richelieu, Cardenal de (1585-1642) DESTIERRO – IRONÍA

Richelieu, cuando quiso liberarse del mariscal Marillac, lo llenó de acusaciones que otras personas le habían hecho y de esta manera consiguió que un juez lo desterrara. Posteriormente, comentando este hecho, solía decir:

-Hay que reconocer que Dios confiere a los jueces una facultad que les permite ver las cosas mucho más claras que al resto de los hombres.

Blasco Ibáñez, Vicente (1867-1928) LECTURA- CULTURA- VENTAJA

Era un lector empedernido. Leía cuatro horas cada día, todo lo que caía en sus manos. Tenía muy buena memoria y se acordaba de mucho de lo que había leído. Era capaz de abstraerse de cualquier modo en la lectura, que se ausentaba de todo cuanto lo rodeaba. Un amigo le decía:

-¿Y de qué te sirve leer tanto?

-De mucho.

-Lo dudo- le respondió.

El escritor le contó entonces que, por problemas políticos lo desterraron una vez a un pueblo de mala muerte, y no lo dejaron llevarse casi nada. Se enteró que ahí había una biblioteca, la casa de la viuda de un militar; sin vacilar, la visitó y le pidió permiso para leer los libros (todos los de temática militar). Tiempo después, cuando la guerra europea, asistió en Francia a una comida con generales franceses, y los asombró a todos por sus muchos conocimientos de estrategia y arte militar.

-¿Y qué ganaste con sorprenderlos?- le preguntó el amigo.

-Que me invitaran varias veces- fue su sencilla respuesta.