Talleyrand, Charles M. de DELICADEZA- RESPUESTA

Cuando se casó, Napoleón le preguntó cómo era su esposa. Talleyrand no sabía qué responder, cuando Napoleón concretó su pregunta:

-Me refiero a si es inteligente…

Y Talleyrand le dio la siguiente contestación:

-Señor…, como una rosa.

Esta respuesta comparada con la que diera en otra ocasión respondiendo a una pregunta parecida (“mi esposa es delicadamente tonta), le gana en diplomacia y delicadeza.

Heine, Heinrich (1797-1856) IRONÍA- DIPLOMACIA

En uno de sus viajes estaba pasando unos días en Boulogne. Leía diarios en el hall del hotel, cuando un grupo de viajeros ingleses hablaban tan ruidosamente que no lo dejaban poner atención a lo que leía. Heine, que solía decir con mucha diplomacia cuanto le molestaba, se levantó y, diario en las manos, les dijo:

-Perdonen, pero ¿no estorbará a sus conversaciones que yo siga leyendo mi periódico?

Mariano Benlliure – Conversación, banquete, cortesía, diplomacia

mariano_benlliureBenlluire solía obsequiar de cuando en cuando a sus amigos con una paella, tan sabrosa por su condimento, típicamente valenciano, como por la calidad de los comensales, siempre lo mejor de la política y de las letras.

En una de estas ocasiones coincidieron González Besada y Vázquez de Mella, ambos amenísimos e infatigables conversadores. Aquel día Besada se hizo pronto el amo de la conversación, y con su amenidad y agradable charla iba cautivando a todos, sin dejar meter baza al insigne orador carlista, que pugnaba por consumir un turno.

Convencido de que esto era imposible y de que el ilustre político conservador no dejaba una rendija por donde otra voz pudiera meterse, exclamó Mella, exaltado:

-¡Augusto, déjame un momento, que yo también sé hablar!

 

Adolfo López Mateos, John F. Kennedy – Ingenio

john_f_kennedy_adolfo_lopez_mateosEl presidente mexicano Adolfo López Mateos recibió en visita oficial a su homólogo de Estados Unidos, John F. Kennedy. Durante una comida el presidente estadounidense alabó la hermosura del reloj del mexicano:

-Qué bonito es su reloj, señor Presidente…

López Mateos se quitó el reloj y se lo entregó a Kennedy.

Esa noche durante la cena, Adolfo López Mateos el dijo a Kennedy:

-Qué guapa es su esposa, señor Presidente. -Dijo el mexicano queriendo ser cortés.

En ese momento Kennedy se quitó el reloj y se lo regresó a López Mateos.