Víctor Hugo comenzó a escribir poesía desde niño, en el colegio. Escribía tantos poemas que le quedaba poco tiempo para estudiar. El director, cansado de tantas quejas, le llamó la atención:
-De hoy en adelante, te prohíbo escribir poesías en la escuela.
Días más tarde el director encontró más poemas en el pupitre de Víctor Hugo. Lo volvió a llamar y se los enseñó:
-Te prohibí escribir, y no me obedeciste.
El niño poeta le respondió:
-Y yo nunca lo autoricé a registrar mi pupitre, y usted lo hace hechos. Estamos en paz.