Ibsen, Henrick (1828-1906) LIBERACIÓN- MUJER

Ibsen estuvo en Roma donde conoció a una señora noruega de familia muy prestigiosa, que había dejado en Cristianía (hoy Oslo) a su esposo y a su hija para irse a vivir con su amante a Italia. La señora, orgullosa de lo que había hecho, le dijo al dramaturgo:

-He actuado igual que su protagonista. ¡soy otro Nora!

-No, señora- repuso el escritor-. Usted está totalmente equivocada.

-Nora se va de su casa y abandona el marido…-Balbuceo la joven.

-Sí; pero se va sola. Nora defiende un derecho de la mujer. Usted sola ha defendido una pasión personal. Por supuesto que no es igual.

-¿Entonces no cree usted que tengo la razón?

-Razones tiene siempre todo mundo. No se trata de tener “razones”, sino de dar ejemplo.

El escritor se sintió tan disgustado con que la dama noruega hubiera tergiversado el mensaje que él había tratado de plasmar en su obra, quedando por terminada su conversación, dio media vuelta y se marchó.

Fouché, Joseph (1763-1820) ALTRUISMO

Un biógrafo de Anatole France cuenta que el escritor defendía con mucha frecuencia el altruismo. Una vez que le preguntaron qué entendía exactamente por el altruismo, puso dos ejemplos: el de san Macario y el de unos heridos de guerra.

El de san Macario es muy conocido. Iba el santo con sus discípulos, en un día muy caluroso. Todos estaban muertos de sed y no tenían agua. Pasaron por un campo y vieron a un hombre que iba a empezar a comer uvas de un racimo. Le preguntaron si había una fuente por ahí cerca y el hombre les dijo que no, y al verlos a todos tan sedientos les ofreció el racimo. San Macario lo tomó y se lo ofreció al que le pareció más sediento de todos los discípulos. El discípulo, a su vez se lo ofreció a otro. Éste a otro, el otro a otro, y así, hasta que el último lo devolvió a san Macario y el santo lo entregó de nuevo al campeéis o, con esta extraña justificación:

-Tómalo, tú estás sólo y nosotros somos muchos y estamos unidos.

El otro ejemplo no es tan conocido. Un médico ejemplar sólo tenía cloroformo para un herido, y había muchos. Les dijo que le daría el cloroformo al que estuviera más grave, y que a los otros los operaría sin dormirlos. Empezó por uno que tenía la mano destrozada, el herido, le dijo:

-Sin cloroformo, desde luego. Seguro que hay otros más graves que yo.

Ninguno de los heridos aceptó el cloroformo. El último era un militar mal herido, el médico le comentó:

-Su herida es grave, le aplicaré el cloroformo a usted.

Cosa que indignó al capitán:

-¡Jamás! Yo soy oficial, guárdelo para un soldado raso.

Le preguntaron si esos ejemplos era verdad. Y decía:

-No es necesario que los buenos ejemplos sean verdad. Basta que sean realmente ejemplares.

Carlomagno (742-814) EJEMPLO

Visitaba con frecuencia las escuelas, y en una de aquellas visitas, se informó el comportamiento de los alumnos. Supo que los alumnos hijos de la nobleza, eran los que menos aprendían y los que menos obedecían a los maestros, y que los alumnos pobres eran los más obedientes, y los que se aplicaban mucho más. Reunió entonces a sus nobles, padres de los alumnos, y dijo:

-Sus hijos están dando mal ejemplo a los hijos sus vasallos.No basta la nobleza heredada, no sirve de nada si no se acompaña de conocimiento y saber. De hoy en adelante repartiré los mejores cargos entre los hijos de los pobres, puesto que son ellos los que más saben y los que más obedecen.