Después de muerto el poeta, por cartas y documentos que encontraron sus hijos, advirtieron que el texto original de las obras le faltaban los últimos trece cantos. Por mucho que los buscaban no los podían encontrar. Una noche, Pedro, el hijo de Dante vio a su padre en sueños y oyó que le decía que los trece cantos estaban escondidos debajo de las tablas del suelo, en la casa donde había vivido el poeta.
Fue Pedro a la casa con Giardini, un amigo suyo, levantaron las tablas y ahí encontraron, muy bien envueltos, los trece cantos que faltaban y que Dantes, en un momento de revuelta política había escondido.