Luis XIV (1638-1715) MUERTE- HONOR- IRONÍA

Luis XIV murió con gran serenidad, como correspondía a su alta jerarquía. Junto a su cabecera, estaba su esposa, a quien el moribundo le dijo:

-Señora, creía que morir era más difícil.

Algunos de los miembros de la servidumbre que se hallaban allí en aquella significativa hora, comenzaron a llorar en silencio, conmovidos. El monarca, al percatarse de que lloraban, expresó:

-¿Por qué lloran? ¿Acaso creían que era inmortal?

Una vez muerto, le fueron extraídos el corazón y las entrañas, como se hacía en Francia con los reyes. Días después, un diario satírico, publicó el siguiente epitafio humorístico del rey:

A Saint Dionis

Le bon roi Louis

Est san entreiller

De meme qu´a Versailles

Que quiere decir:

“En San Dionís (que era la sepultura real)/ el buen rey Luis/ está sin entrañas/ lo mismo que en Versalles”

Carnegie, Andrew (1837- 1919) EPITAFIO- MODESTIA- AMISTAD

En cierta ocasión expresó que le gustaría tener en su tumba un epitafio que dijera así: “Aquí yace uno que supo rodearse de otros hombres más capaces de él”.

Tenía Carnegie un perro al que quería mucho. Una vez que pasaba unos días de vacaciones en el lago Michigan, y de inmediato puso un anuncio en el periódico local, el Morning Herald, que decía así: “Perdió un fox- terrier blanco que corresponde al nombre de Billy. Se ofrecen mil dólares a quien lo encuentre y lo devuelva a su dueño en Star-Palace”. El anuncio no se publicó y Carnegie fue a la redacción a protestar. No había nadie. Llamó a voces y, al fin, le atendió una mujer que estaba limpiando el piso.

-¿Es que no hay nadie?- preguntó airado

-No; se han ido todos señor- respondió continuando su limpieza.

-Por lo que he oído, me parece que han ido en busca de un perro blanco llamado Billy.

Byron, lord (1788-1824) AMOR- PERRO –EPITAFIO

El perro murió. Byron lo enterró en el jardín de su posesión de Newstaedt y le puso una lápida con esta inscripción: “Aquí descansan los restos de la criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad, y que tuvo todas las virtudes de los hombres sin tener ninguno de los defectos”.

Byron, lord (1788-1824) AMOR- EPITAFIO- PERRO

Llevó siempre una vida discutible en cuanto a la moralidad y, al parecer, más allá de todo prejuicio. Se apartó de su mujer poco tiempo después de casado y, según asegura, tuvo un hijo con su hermanastra. Byron es uno de los hombres famosos a que se atribuye la frase: “Cuando más conozco a los hombres, más aprecio a mi perro.” Lo que sí parece es que apreció mucho a su perro, y hasta le escribió un epitafio.