Maugham, que vivió cerca de los cien años, en su Carnet de un escritor cuenta algunas anécdotas de su vida. En cierta ocasión, un crítico literario le preguntó cómo era posible que, con sus años siguiera escribiendo todos los días. Maugham dice que, al contestarle, no dijo lo que pensaba: “Porque me da la real gana”, sino:
-Porque el hombre es un animal de costumbres. Yo, después de tantos años de escribir, si al cabo de un rato de haberme levantado no comienzo hacerlo, sencillamente me aburro. Menos mal si, con lo que escribo, no aburro a mis lectores.
-Bueno, eso usted no lo sabe…
-Lo supongo, y para suponerlo me apoyo en las liquidaciones de mis editores. No los creo tan espléndidos como para pagarme derecho de autor por libros que no se vendan.