Su familia era de humilde procedencia. Cuando ya se había dado a conocer ampliamente en Francia, Catalina II lo llamó a San Petersburgo para modelar la estatua ecuestre de Pedro el Grande, considerada su obra maestra, en la que trabajó doce años. Por la misma, le rindieron múltiples honores, aunque no le pagaron como el escultor esperaba. La Academia de Bellas Artes de San Petersburgo lo recibió entre sus miembros, y en un escrito imperial le dio el título de “Altamente nacido”. Al enterarse Falconet, que tantas privaciones había pasado en su niñez, comentó jocosamente:
-En efecto, la nací en un sitio muy alto: en una buhardilla.