Eduardo VII (1841-1910) DISCUSO- SINCERIDAD- ESPONTANEIDAD

Cuando su coronación como rey de Inglaterra, uno de los ministros le escribió el discurso que debía pronunciar. Eduardo VII, lo leyó y le dijo:

-Me parece a la vez, muy bien y muy mal.

Y no quiso dar ninguna explicación de sus palabras. El día de la coronación pronunció un discurso totalmente distinto al que le había escrito el ministro. Lo hizo de memoria, sin leerlo, y tuvo extraordinario éxito. Poco después, le aclaró al ministro el comentario que había hecho al día anterior, con estas palabras:

-El discurso que usted redacto me parece excelente como pieza literaria escrita por un ministro; pero a la vez muy frío para pronunciarlo yo, pues todo el mundo sabe que ésta no es mi forma de hablar ni de sentir.

Y como viera que el ministro asentía con la cabeza guardando un silencio afirmativo, prosiguió:

-Usted, señor, puede tratar de sustituir mi mente, pero no mi corazón.