Cuando se casó, Napoleón le preguntó cómo era su esposa. Talleyrand no sabía qué responder, cuando Napoleón concretó su pregunta:
-Me refiero a si es inteligente…
Y Talleyrand le dio la siguiente contestación:
-Señor…, como una rosa.
Esta respuesta comparada con la que diera en otra ocasión respondiendo a una pregunta parecida (“mi esposa es delicadamente tonta), le gana en diplomacia y delicadeza.