Hemingway, Ernest (1898-1961) REALIDAD- FANTASÍA

La primera vez que estuvo en París dijo que la ciudad le había decepcionado. Lo dijo en rueda de prensa y el periodista de allí, orgulloso de su gran ciudad, le preguntó:

-¿Cómo es posible?

-Es muy sencillo. Lo he encontrado todo demasiado distinto de cómo yo lo describí en las primeras narraciones. La realidad ha desmentido de mi familia. “¡Si pudiera cambiarlo!”, pensaba entonces. Claro que me refería a París y no a mis narraciones.

Balzac, Honorato de (1799-1850) IMAGINACIÓN- FANTASÍA

honore-de-balzacMurió a los cincuenta y cinco años. En sus últimos tiempos, un día hablaba a sus amigos de los muchos libros que aún pensaba escribir. Los tenía todos planeados y con sus títulos. Les hablaba de tantos libros que preguntaron:

-¿Cuánto tiempo necesitarás para escribir todo esto?

-Alrededor de unos ochenta años.

Tenía entonces poco más de cuarenta.

De todos esos libros que pensaba escribir y que nunca escribió, tenía hechas las maquetas (eran libros encuadernados, con las hojas en blanco y con el título en el lomo y en la primera página), y cuando alguien que le visitaba preguntaba por su obra, señalaba aquellos libros y decía:

-¡Todo esto!

Si al visitante se le ocurría hojear un libro, quedaba en extremo sorprendido al ver las páginas en blanco.

Balzac, Honorato de (1799-1850) IMAGINACIÓN- FANTASÍA- DESEO

Estaban un día en el despacho de su editor. Entró alguien a quien Balzac no conocía. Hablaron y Balzac le explicó, detalladamente, las riquezas de su instalación, su palacete, sus jardines. Su interlocutor lo escuchaba sorprendido y, una vez que Balzac se hubo marchado, preguntó al editor:

-¿Cómo le pueden dar tanto dinero sus libros al señor Balzac?

– No lo sé. Lo único que puedo decirte es que hoy han vendo a pedirme que le adelantara cien francos sobre sus derechos de autor para poder llegar a fin de mes.

Balzac, Honorato de (1799-1850) IMAGINACIÓN- FANTASÍA- DESEO

Tan poderosa era su imaginación que veía cosas donde no existían, y las imaginaba como si estuviera. Vivía instalado sin ningún lujo, y en las paredes había escrito aquello que soñaba tener: “tapiz de Gobelinos”, “espejo de Venecia”, “Cuadro de Rafael”, “biombo de palisandro”. Cosas que nunca tuvo, pero disfrutó imaginando.

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