El actor de cine francés no era un hombre muy apuesto, y además, presumía de no serlo. Un día un amigo le dijo;
-Ayer vi a un tipo que se parecía a usted de una manera asombrosa.
-pues entonces, era yo.
-No, hombre, era otro.
-¡Increíble! Y crea que lo siento. Estaba convencido de que mi fealdad era totalmente original.