Liszt, Franz (1811-1886) CASTIDAD- GALANTEO- PIROPO.

Liszt, aunque no llegó a ordenarse sacerdote, en los últimos años de su existencia se vistió con los hábitos religiosos, pues había recibido órdenes menores. Sin embargo, no podía evitarse ser un fiel admirador de lo bello, máxime si la belleza era femenina.

En cierta ocasión participaba en una fiesta mundana, vestido como siempre de sus hábitos religiosos, y no pudo aguantar la tentación de contemplar los bellos hombros y espaldas de una joven dama, quien, al percatarse de tan silenciosa observación, le dijo:

-¡Señor abate…!

-¡Es usted un ángel, señora! Sólo estaba mirando si tenía alas.

Alfonso XIII (1886-1941) RECTIFICACIÓN- GALANTEO

Durante su estancia en Deauville, entre los que rodeaban al rey había una dama muy bella que se preciaba escandalosamente de su hermosura. Llevaba la dama los brazos al aire y el rey, como galantería, le pellizcó el brazo. A la dama le quedó señal y, más para lucirla que por otra cosa, se la mostró al duque de Sotomayor, que había sido uno de los perceptores del rey. El duque de inmediato, le advirtió al monarca:

-Señor, debería usted limitar esas libertades con las damas, pues luego enseñan la marca dicen: “Mira lo que me ha hecho el rey…”

La próxima vez que el soberano pasó junto a la dama, repitió el pellizco a la sorprendida doncella, pero no en el brazo, si no en una parte voluminosa y carnosa de su cuerpo, mientras le decía con sutil ironía:

-Supongo, señora, que esta vez si le queda alguna señal no se la enseñará a nadie.