El 13 de julio de 1789, el intendente general de París visitó al rey en el palacio de Versalles. El soberano le preguntó si tenía noticias de París:
-¿Qué me cuentas de París?
-Todo bien, Majestad.
El rey escribió en su diario “Hoy, nada nuevo”, y se acostó a dormir despreocupadamente. A la mañana siguiente, lo despertaron para comunicarle que el pueblo había tomado la Bastilla.
-No puede ser- negó el rey.
Y el duque Liancourt continuó:
-Todo París está en armas.
-luego entonces, se trata de una revuelta.
-No, señor, es más que una revuelta, es una revolución.
Evidentemente el rey nunca creyó que aquello fuera posible.