Edison, Thomas Alva (1847-1931) UTILIDAD- APROVECHAMIENTO- ECONOMÍA

Edison tenía su casa de campo, donde lo visitaban sus amigos. cierto día, uno de ellos se quejó de lo extraordinariamente pesada que era la puerta de entrada y del gran esfuerzo que había que hacer para abrirla.

-¿De veras?- le preguntó Edison fingiendo asombro.

-¿Pero es que no lo has notado? Creo que deberías arreglarla.

-Bueno, el caso es que la arreglé hace poco. Puse un mecanismo…

-Que no sirve para nada- lo atajó el amigo resueltamente-.

-Te equivocas, este es uno de mis mejores inventos; cada vez que se abre la puerta, el mecanismo saca del pozo cinco litros de agua. Así, gracias a los que entran y salen, tengo siempre lleno el depósito del jardín.

Picasso, Pablo (1881-1973) GENIO- DIVERSIÓN

Picasso confesó en una ocasión:

-No soy un verdadero artista. Lo único que hago es divertir a la gente con todas las cosas e ideas que me pasan por la cabeza.

Un periodista le preguntó si era verdad lo que  había dicho. A lo que el pintor contestó:

-No lo recuerdo. Pero, si lo dije, debe de haber sido un momento de gran vanidad. Considero que para divertir al mundo durante mucho más de medio siglo, y siempre con éxito creciente, se ha de ser un buen genio.

Dalí, Salvador (1904-1989) GENIO- AUTOESTIMA- VANIDAD

Un día, el pintor visitó una casa de salud para enfermos mentales. El director se los iba mostrando. Abría la puerta de la celda y le decía:

-Éste cree que es Napoleón

-Poco interesante

En otra celda, un poco más adelante, le señalaba:

-Éste dice que es el padre Eterno.

-Poco interesante.

Y así, uno tras otro, ninguno le interesaba. Hasta que, al fin, al abrirse la puerta de un celda, vio un rostro descompuesto, con los ojos saltones y el cabello desordenado, y exclamó:

-¡Éste! ¡Éste! ¡Éste es un loco genial! Se le nota en seguida.

-Pero, señor Dalí, aquí no hay nadie. Observe que está usted ante el espejo de un armario.

Chopin, Federico (1810-1849) ENCUENTRO- INTERPRETACIÓN- GENIO

Liszt, un año más joven que Chopin, ere un famoso en París cuando se conocieron, al parecer en el apartamento de Liszt. Chopin y Liszt habían coincidido en el establecimiento de música Pleyel. ¿Cómo?, no se sabe con seguridad, pero la anécdota lo narra de manera original.

Estaba Chopin en la casa de Pleyel, y mientras esperaba se sentó al piano y comenzó a tocar. Poco después entró al establecimiento Liszt, uno de los buenos músicos de la casa, y quedó maravillado al oírlo; se sentó a otro piano y empezó a tocar a dos pianos con él. Chopin, sin volver el rostro, continúo enardecido. Y así estuvieron mucho rato. Al terminar, ambos se levantaron y, si conocerse, se dieron un abrazo que fue coreado por unos aplausos, pues el personal de la casa había acudido a escucharlos.

Capablanca, José Raúl (1888-1942) GENIO- PRECOCIDAD

En la Habana, por el año 1893, dos caballeros juegan ajedrez. Un niño de cinco años, poco más o menos, contemplaba la partida. En sus ojos arde una chispa de curiosidad inteligente. Acabada la partida, dice el niño:

-Ganaste papá; pero hiciste una mala jugada con el caballo.

-¿Qué entiendes tú de esto, chiquillo? ¿Acaso sabes jugar?

-¡Claro que sí- respondió el pequeño con firmeza.

-A ver si es cierto, juguemos.

Juega padre e hijo, y éste, testigo de las partidas, que a diario juega su padre con sus amigos, derrota al autor de sus días con pasmosa felicidad. El padre no cabe en sí de orgullo. Lo llevó al Círculo de ajedrecistas. Por no herir la vanidad del padre, algunos veteranos consistieron en sentarse frente al pequeño, y tan solo contados jugadores de consumada maestría pudieron derrotar al infantil adversario. La admiración de todos los rodeaba… Así es como se reveló al mundo José Raúl Capablanca, uno de los maestros más grandes que ha producido el ajedrez.

Beethoven, Ludwing van (1770-1827) GENIO- LOCURA

Estuvo en cierta ocasión en casa de su hermano. Daba ahí largo paseos componiendo siempre música, de memoria. Iba gesticulando, gritando y cantando. Los campesinos que vivían en el lugar, lo veían pasar y se asustaban por su “extraña manera” de actuar. Hasta que supieron que era el hermano de Beethoven de ahí, y que, además, era músico. Cierta día, un campesino, lleno de curiosidad, se acercó a hablarle.

-¿Por qué hace todo esto cuando está solo?

-¿Todo esto? Todo esto es hacer música.

-¿Y la música se hace así?

-Yo, si. Yo la hago así.

Parece que después el campesino dijo a los de su casa:

-¡Pobre señor Beethoven! Su hermano está medio loco.

Pancho Villa -atentado, traición

pancho_villaSe presentaron tres voluntarios. Los admitió. En seguid hizo que sus espías se documentaran sobre ellos, y así supo que se trataba de tres individuos pagados por los enemigos para asesinarle. Habló con ellos. No confesaron. Amenazó con colgarlos si no confesaban. No confesaron. Mandó colgar a uno, al más viejo. Según su costumbre, siempre que colgaban a varios a la vez, empezaban por el más viejo. Los otros dos, entonces, confesaron toda la verdad. Villa les hizo jugarse la vida a cara y cruz. Uno perdió y fue colgado. Al otro lo devolvió, con las manos atadas a la espalda, al cuartel enemigo. Y le colgó del cuello una carta en la que decía al general enemigo: Lo han hecho muy mal. Uno se lo devuelvo. Los otros dos se han quedado aquí, los dos en el mismo árbol.»

 

César Augusto (César Octavio) – Recompensa, Compromiso, Pacto

cesar_augustoSe cuenta que el emperador Augusto -durante cuyo reinado nació Jesucristo-, una vez puso precio a la cabeza del jefe de una pandilla de bandoleros, llamado Corocota, que asustaba y robaba a los viajeros y asaltaba las casas de campo. La guardia romana emprendió la búsqueda del bandido. Carocota mandó un emisario a Augusto y, a través del emisario, le pidió audiencia. Augusto se la concedió, y el bandido comenzó a hablar:

-Estoy en tu presencia, pero no estoy en tus manos. La verdad de lo que te digo quedará demostrada si me mandas a detener. Has ofrecido un premio al que me entregue vivo o muerto. Me entrego yo mismo y reclamo el premio. O la libertad en vez del premio. Si decides concederme la libertad, te doy mi palabra de cambiar de vida y ser un hombre honrado el resto de mis días.

Y Augusto lo dejó en libertad.

Leonardo da Vinci -Ironía

leonardo_davinciLeonardo pintaba con gran lentitud. El prior del convento de Santa María de la Gracia, en cuyo refectorio pintaba el fresco La última cena, disgustado al notar que la obra apenas avanzaba, se quejó a Ludovico el Moro, quien había encargado al pintor este trabajo.

-Podría usted decirme por qué hace alrededor de tres meses que no se le ve por Santa María de la Gracia? -preguntó Ludovico.

Da Vinci le explicó entonces que ya había pintado once apóstoles y le faltaba el modelo del Judas. Según el pintor, había permanecido días enteros en uno de los peores barrios de Milán tratando de encontrar algún hombre con cara de renegado.

-Pero hay una solución -añadió el sabio pintor-, si el prior se prestara a ser mi modelo… Su cara es lo que ando buscando, pero temo que esto lo ridiculice en el convento.

Ludovico le contó al desconsolado prior lo que acababa de hablar con Leonardo, por lo que el prior le dijo que no se preocupara, que se tomara todos su tiempo buscando al Judas que necesitaba, que por supuesto, él no se prestaría a modelar. El fresco tardó un total de diez años en ser terminado. leonardo_davinci_ultima_cena