Era hijo de un noble caricaturista; había hecho la carrera de medicina y ejerció en sus primeros tiempos. Un día, en la clínica donde prestaba sus servicios, visitó a un enfermo recién llegado. Algunos estudiantes lo acompañaban Conan Doyle observó un rato al enfermo, y después, en vez de hablarle de la enfermedad, le dijo:
-Usted era soldado, ha dejado el servicio hace poco tiempo, y estuvo destacado en las islas Barbados.
El enfermo le escuchó estupefacto, pues todo aquello era verdad.
-¿Usted me conoce?
-No. – Respondió con firmeza.
Luego de lo cual, se volvió a los sorprendidos estudiantes y les dijo:
-Esto es algo elemental: como verán, el paciente lleva puesto el sombrero (esto solo lo hacen los soldados o los que han dejado el servicio hace poco tiempo), en seguida me percaté de que padece elefantiasis, que es una enfermedad propia de las Indias Occidentales. Lo de las islas Barbados lo he dicho por que sí, a la buena de Dios, y he acertado. No olviden que de las varias cosas posibles en cada caso, siempre hay una que es cierta.
Un estudiante le preguntó:
-¿Y si el enfermo le hubiera dicho que no había servido ahí?
-Le habría contestado: ¡Claro que no! Y ya teníamos eliminado una posibilidad.