O´Higgins, Ambrosio (1720-1801) LEY- JUSTICIA- IGUALDAD

El trigésimo virrey, don Ambrosio O´Higgins, para terminar los escándalos nocturnos en los cuales participaban incluso los hijos de familias adineradas, ordenó hacer prisionero a quienes estuvieran en la calle después de las diez de la noche.

Como el problema continuaba, llamó a cinco capitanes encargados de hacer cumplir las órdenes:

-Yo quiero- les ordenó- que la justicia sea igual para todos. Ténganlo bien presente. Después de las diez de la noche… ¡a la cárcel todo ser viviente!

Aquella misma noche, bien embozado, salió el virrey del palacio a recorrer la ciudad para comprobar personalmente cómo se obedecían las órdenes.

Tropezó entonces con una ronda que lo reconoció  y por lo tanto lo dejó seguir su camino. Con otras tres rondas sucedió lo mismo.

A las dos, el virrey ya cansado, decidió retirarse a dormir, cuando le dio en la cara la luz del farolillo que utilizaba la quinta ronda, cuyo capitán era don Juan Pedro Lostaunau.

-¡Alto! ¿Quién vive?

-Soy yo, el virrey.

-No conozco al virrey en la calle después de las diez de la noche. ¡Dése preso!

-Pero, señor capitán…

-¡No admito explicaciones! La ley es la ley.

Aquella noche la pasó el virrey en el calabozo. Al día siguiente quedaron destituidos los cuatro capitanes que por respeto no lo había arrestado. La quinta ronda obtuvo un reconocimiento por su meritoria labor.

Lao, Tse (604-531 aJC) HUMANIDAD- JUSTICIA- DIOS

En su juventud, Lao- Tse fue un bibliotecario en la ciudad de Khum. Confucio, que en aquellos tiempor era ministro del Imperio Chino, viajaba por el interior del país cuando, en Khum, alguien le habló del extraordinario joven, por lo que decidió conocerlo. Lo encontró sembrando en el jardín y se dirigió a él con estas palabras:

-Me han dicho que usted es un hombre sabio y desearía que me aconsejara sobre cómo restablecer en nuestro país la humanidad y la justicia.

Lao- Tse colocó los aperos en el piso, y sonriente, respondió:

-¿Humanidad? ¿Justicia? ¿Sabe usted qué significan? Se habla mucho de humanidad y de justicia, pero a menudo es para tergiversarlas. Si usted sabe el significado de humanidad y justicia ¿Qué interés tiene en enseñarlo a quienes lo ignoran? Las palomas blancas son blancas porque nacen así y nunca cambiarán de color. Dios sabe lo que hace y mejor será que deje en sus manos el destino de la humanidad.

Entonces, Confucio le expreso:

-Yo voy en busca de la verdad.

-¿La verdad?  Buscar la verdad es un empeño inútil y usted será el primero en desear no encontrarla.  ¿Qué quiere que haga la gente con la verdad? Usted dice que la busca, pero es inútil, porque la verdad no se encuentra buscándola, puesto que no está escondida, sino alrededor nuestro, en todo cuanto nos rodea. No hace falta buscar la verdad. Sólo es necesario creer en ella, creer que es verdad todo lo existe.

-Pero los hombres mienten.

-Y la mentira de los hombres son sus verdades, como la verdad del cielo es el azul y la verdad del viento es el ruido que hace entre hojas.

Confucio, después de aquella conversación con Lao-Tse, se permaneció tres días sin hablar absolutamente nada, ensimismado en profundos pensamientos.

Federico II el Grande (1712-1786) ASTUCIA- JUSTICIA

Un cortesano acusaba a otro ante el rey Federico, de esta manera:

-¡Si supiera lo que dice este infame de usted!

El rey confiaba siempre poco en la verdad de tales acusaciones, por lo que le preguntó:

-¿Dígame, sabe usted si este hombre tiene cien mil soldados a sus órdenes?

-Desde luego que no los tienes, señor.

-Si los tuviera, le aseguro que le declararía la guerra; pero si no los tiene ¿qué puedo hacer para que no sea un abuso de poder?

De Gaulle, Charles (1890-1970) IGUALDAD- JUSTICIA- IRONÍA

Decía que los franceses descubrieron la igualdad en tiempo de Luis XVI y, en el nombre de su descubrimiento, guillotinaron al rey y a la reina. Y que todavía ahora, después de casi doscientos años, los franceses siguen tan partidarios de la igualdad como entonces, y que, como afirmación por esta pasión de la igualdad, todos buscan la manera de tener y gozar mientras más privilegiados mejor.

Augusto (César Octavio) (63-14 aJC) LECCIÓN- ENSEÑANZA

Un poeta griego, cuyo nombre no se registra la anécdota, todas las veces que en las tardes se cruzaba con Augusto, lo detenía y le leía versos. Augusto lo escuchaba complacido y lo elogiaba. Pero no pasaba de aquí y nunca le hacía un buen regalo. Hasta que un día le obsequió algunas tabillas para que en ellas siguiera escribiendo versos. Y el poeta echó mano a su bolsa, extrajo algún dinero y se lo dio a Augusto.

-No es mucho si tenemos en cuento todo lo que usted se merece. Cuando tenga más le daré más.

Augusto, sin enfadarse, asimiló la lección y le hizo dar una buena cantidad.

César Augusto (César Octavio) – Recompensa, Compromiso, Pacto

cesar_augustoSe cuenta que el emperador Augusto -durante cuyo reinado nació Jesucristo-, una vez puso precio a la cabeza del jefe de una pandilla de bandoleros, llamado Corocota, que asustaba y robaba a los viajeros y asaltaba las casas de campo. La guardia romana emprendió la búsqueda del bandido. Carocota mandó un emisario a Augusto y, a través del emisario, le pidió audiencia. Augusto se la concedió, y el bandido comenzó a hablar:

-Estoy en tu presencia, pero no estoy en tus manos. La verdad de lo que te digo quedará demostrada si me mandas a detener. Has ofrecido un premio al que me entregue vivo o muerto. Me entrego yo mismo y reclamo el premio. O la libertad en vez del premio. Si decides concederme la libertad, te doy mi palabra de cambiar de vida y ser un hombre honrado el resto de mis días.

Y Augusto lo dejó en libertad.