Mitre, Bartolomé (1821-1906) LECCIÓN- AUTORIDAD

Paseaba el general Mitre por una de las calles de Buenos Aires, cuando un jovencito con un cigarrillo en la mano se le acercó y le pidió candela:

-¿Señor, me da usted fuego?

El general miró al chiquillo, llevó su cigarro a la boca y le dijo:

-Enciende.

El muchacho se empino todo lo que pudo, pero en vano fueron los esfuerzos para alcanzar con su cigarrillo al general.

-¡No alcanzo, señor!- dijo el chiquillo

-Bien- contestó entonces Mitre,- ¡cuando alcances fumarás!

Y siguió su camino sin mirar.

Ford, Henrie (1863- 1947) SABIDURÍA- ELECCIÓN

Henrie Ford hizo que su hijo estudiara la carrera de Ingeniero. Y un amigo le preguntó:

-¿Usted cree que su hijo necesita ser ingeniero para dirigir este negocio?

Ford le dio, con su repuesta, una buena lección:

-No lo necesita. Pero, aunque el hombre que sabe, se hacen las cosas siempre encuentra trabajo, en el caso de elegir a un jefe siempre se elige al hombre que sabe por qué se hacen, aunque no las sepa hacer.

De Gaulle, Charles (1890-1970) INTRASCENDENCIA- INSIGNIFICACIÓN- PUNTUALIDAD

El ministro Louis Joxe llegaba con frecuencia retrasado al Consejo de ministros. El general nunca le decía nada. Hasta que una de las tantas veces Joxe se excusó:

-Perdone mi retraso, General, pero es que…

De Gaulle levantó la mano interrumpiéndolo:

-No se preocupe. Que llegue usted puntual o con retraso no tiene la más pequeña importancia para el país.

Desde aquel día Joxe llegó puntual siempre.

Augusto (César Octavio) (63-14 aJC) LECCIÓN- ENSEÑANZA

Un poeta griego, cuyo nombre no se registra la anécdota, todas las veces que en las tardes se cruzaba con Augusto, lo detenía y le leía versos. Augusto lo escuchaba complacido y lo elogiaba. Pero no pasaba de aquí y nunca le hacía un buen regalo. Hasta que un día le obsequió algunas tabillas para que en ellas siguiera escribiendo versos. Y el poeta echó mano a su bolsa, extrajo algún dinero y se lo dio a Augusto.

-No es mucho si tenemos en cuento todo lo que usted se merece. Cuando tenga más le daré más.

Augusto, sin enfadarse, asimiló la lección y le hizo dar una buena cantidad.

Aristóteles (384-322 aJC) SERENIDAD- ECUANIMIDAD- OBJETIVIDAD- HIPOCRESÍA

Sus defensores decían que amigos suyos hablaban mal de él en su ausencia.

-Me tiene sin cuidado.

-Ponen en peligro tu fama.

-La fama es humo pasajero.

-¿Y si el pueblo se rebela contra ti?

-No está mal que el pueblo se divierta de vez en cuando.

Y ya despidiéndose añadió:

-Y ésos que tan mal hablan de mí en mi ausencia, díganles que en mi ausencia, todo me parece soportable, hasta los bastonazos.

Alejandro Magno (356-323 aJC) OFRENDA- PREMIO-LECCIÓN

alejandro-magnoAlejandro tuvo, además de Aristóteles, otro preceptor llamado Leónidas. Cierto día que ofrecía sacrificios a sus dioses, quemaba tanto incienso que Leónidas le advirtió:

-Tanto incienso, más que una ofrenda, es un desperdicio…

Más tarde Alejandro conquistó  Arabia, donde se producía gran cantidad de incienso, llamó a Leónidas, le enseñó el incienso y le dijo:

-Según tú, yo desperdiciaba el incienso. Ya vez como los dioses me devuelven, con creces, lo que yo “desperdicié” en ellos.

Augusto (César Octavio) (63-14 aJC), ASTUCIA- ADVERTENCIA

augustusAugusto era muy libertino, producto de una época liberal y licenciosa. Si le gustaba una mujer, se la proporcionaba sin cumplidos. Los esclavos del emperador se presentaban en casa de la mujer con una litera cubierta de tal forma que nadie podría ver quién iba adentro. Y la mujer no tenía sino que resignarse, o exponer a su marido o a su familia a graves represalias.

La litera cubierta se presentó en la casa del filósofo Atenodoro, recién casado con una mujer de gran belleza. Ambos repudiaban tener que ceder el mandatario imperial, hasta que el filósofo tuvo una idea. Se puso el vestido de su mujer y entró en él a la litera. El emperador esperaba, en su cámara, la nueva presa: Y vio que de la litera salía un hombre, Atenodoro, quien le dijo:

-Lo hago para salvar tu vida, señor:

Y comenzó a darle la siguiente explicación:

-Yo no llevo armas, pero si las llevara solos los dos nada me impediría matarte. Piensa que otro día puede salir tu asesino de esta litera, y morirías sin defensa.

Augusto le dio la razón, le agradeció la advertencia y dejó en paz a la mujer.

astucia, advertencia, abuso, lección.