Chéjov y Bunin vivían en la misma ciudad a orillas del mar. A menudo salían juntos a contemplarlo. En una de esas ocasiones, Chéjov le planteó a su amigo:
-¿Cómo dirías algo bueno del mar?
A Bunin no se le ocurría nada y Chéjov le dijo que a lo mejor que había leído del mar fue una composición de un muchacho sobre este tema, hizo para el colegio. El chiquillo había escrito lo siguiente: “No se puede en un papel tan pequeño una única verdad: que el mar es grande”