Pasteur, Louis (1822-1895) REALISMO- METAFÍSICA- INCREDULIDAD

Pasteur, en una conversación, le dijo a un amigo:

-Las teorías de los metafísicos no tienen fundamentos indiscutibles y, por lo mismo, si se discuten, se desvanecen. Sobre el principio y el fin de todo cuanto existe,  mi madre, que es una campesina, sabe mucho más que cualquier teórico. Todo lo que sabe lo ha aprendido de mi abuela y ésta de su bisabuela.

Douglas, Kirt (1916- ) CUMPLEAÑOS- INOPORTUNIDAD- MADRE

Cuando el actor cumplió cuarenta años, lo celebró con sus amigos en una alegre cena. Horas después, ya dormido, lo despertó el teléfono. Era su madre que lo felicitaba por su cumpleaños.

-Estas cumpliendo los cuarenta, hijo mío, y te llamo para felicitarte.

-¿Pero, mamá, para eso me despierta a esa hora? Podrías llamar más tarde

-No lo olvides que a la misma hora me despertaste tú hace cuarenta años, y yo no protesté.

Carnegie, Andrew (1837- 1919) CALOR DE HOGAR- AMOR DE MADRE- HUMILDAD

En 1908 se publicó en el Century Magazine una referencia a Carnegie que merece la pena repetir. El multimillonario, viejo ya, asistió a un banquete. Le pidieron que dijera algo de sí mismo, que explicara alguno de sus buenos recuerdos. Éste se levantó y dijo:

-Nací en una familia pobre, y no cambiaría los buenos recuerdos de mi infancia por los de ningún hijo de millonario. ¿Qué saben esos niños de las tertulias familiares, y del inolvidable recuerdo de una madre  que es mejor refugio de muchos hijos, la mejor cocinera, la mejor maestra, la mejor lavandera, y a la vez la mujer más bonita, más ahorradora, más angelical y más santa de cuantas ha conocido un hombre en su larga vida?

Carlos I, de España (1500-1558) IDIOMAS- PRECOCIDAD

Desde niño, tuvo mucha facilidad para los idiomas. Hablaba español, francés, italiano, inglés, flamenco y alemán. Se cuenta que decía:

-Uso el español para hablar con mi madre, el italiano para hablar con el Papa; el inglés para hablar con mi tía Catalina de Aragón, el flamenco para hablar con mis amigos; el alemán para mandar de paseo a mis enemigos y el francés para hablar a solas conmigo mismo.

Byron, lord (1788-1824) IRRITABILIDAD- IMPULSIVIDAD

Su madre era de una familia noble escocesa. Mujer  colérica, irritable, trataba al niño Byron sin compasión. El padre de Byron, decía a su esposa:

-Mi mujer es encantadora a distancia, pero de cerca no hay quien la soporte. Desafío a todos los santos del cielo a hacerlo, y seguro que ninguno lo consigue.

Padre y madre de Byron vivían separados, en dos casas distintas. Byron creció así: heredó de su madre la irritabilidad y de su padre la presencia del ánimo. Se cuenta de él, que los tres años de edad, la institutriz que lo cuidaba le riñó por haber manchado un vestido limpio. Y el niño Byron se quitó el vestido, lo rasgó por la mitad y arrojó los trozos al rostro de aquella.

Alejandro Magno (356-323 aJC) AMOR FILIAL- MADRE

alejandro-magnoA la madre de Alejandro le fascinaban las intrigas políticas y le gustaba intervenir en las funciones de gobierno, cosa que éste trataba de impedir. En un de sus largas ausencias, Alejandro designó a Antipatro como gobernador de Macedonia. Tiempo después, recibió un mensaje de Antipatro en el que se quejaba de sus continuas injerencias de Olimpia en el gobierno del país y le rogaba para que no tardara en regresar para poner remedio a aquella situación.

Alejandro, después de leer el mensaje, exclamó:

– Antipatro es un buen gobernante, pero no conoce a los hombres. No sabe que una sola lágrima de mi madre puede hacer olvidar todo lo que me dice esta carta.

Iván Turgueniev – Castigo, sinceridad

ivan_turguenievSu madre era muy estricta y castigaba físicamente a cualquiera de sus hijos que cometiera un error. Iván era tan ingenioso y sincero que a menudo la airada señora lo azotaba.

Un día, los visitaba un famoso escritor llamado Dimitriev, autor de fábulas. En aquel entonces Turgueniev tenía sólo siete años, y al saber quién era Dimitriev, le dijo de sopetón:

-Las fábulas de Krylov me gustan más que las de usted.

En otra ocasión, una señora aristócrata de gran fealdad los visitaba.

-Eres un niño muy guapo -le dijo la gentil señora.

Y el niño, haciendo gala de su sinceridad le contestó:

-Y usted es feísima: se parece a una mona -dijo el chiquillo riéndose.

Por supuesto, en ambos casos recibió una buena tunda.