Rossini, Gioacchino (1782-1868) ANTIPATÍA- ENVIDIA

Rossini y Meyerbeer se detestaban. Un día paseaba Rossini con un amigo cuando se cruzó con el antipático de Meyerbeer.

-¿Qué tal? ¿Mucho trabajo?

-Nada… no puedo hacer nada.-le dijo Rossini- Estoy últimamente siempre enfermo y no tengo esperanzas de mejorar y proseguir mi trabajo.

Cuando el músico se marchó, de inmediato el amigo le preguntó a Rossini:

-¿Desde cuándo estás enfermo?

-¡Enfermo! Estoy mejor que nunca; pero no me gustaría que Meyerbeer lo supiera, pues es tan envidioso que le daría rabia saber que estoy trabajando más que nunca. no quiero ser objeto de su miserable envidia.

Etiquetas. Enemistad, envidia, mentira, enfermedad, antipatía.

Richelieu, Cardenal de (1585-1642) MENTIRA – PERDÓN

El cardenal Richelieu fue desde muy joven un hombre metódico y no se detuvo ante ningún inconveniente con tal de lograr algún propósito. Cuando acudió a Roma para consagrarse como obispo, el propio Papa, al ver que era tan joven, le preguntó:

-¿Tienes la edad requerida para estos menesteres?

Richelieu le contestó afirmativamente. Una vez consagrado pidió al Papa que le otorgara la absolución por una mentira.

-¿Qué mentira ha sido ésta? –le preguntó el Sumo Pontífice.

-Le he dicho que tenía la edad y en realidad físicamente no la tengo. Pero espiritualmente me siento capaz de cualquier misión. Ahora que soy obispo y la cosa no tiene remedio..

El Papa se sintió en extremo enfadado por ese hecho, pero posteriormente le comentó a sus cardenales:

-Sin dudas este osado joven llegará lejos. Sabe abrirse paso.

Schopenhauer, Arthur (1788-1860) VERDAD- TRAMPA- MENTIRA- ENGAÑO

Una vez al comenzar el curso en la Universidad de Berlín, el filósofo preguntó a sus alumnos:

-Antes de comenzar, quisiera saber si alguien ha leído mi ensayo sobre la influencia de la mentira en las relaciones humanas. Aunque no lo recuerden bien, levante la mano el que lo haya leído.

Muchas manos se levantaron, y Schopenhauer meditativo, dijo:

-Ahora ya sé que de esta influencia voy a poder hablar con conocimiento de causa, pues la verdad es que yo nunca he escrito este ensayo.

Twain, Mark (1833-1910) AVENTURA- ENGAÑO

Twain era un niño muy listo y muy aventurero. En cierta ocasión un hipnotizador estaba de paso por su pueblo y el muchacho se enteró de que andaba buscando a un niño que le sirviera de médium. Twain se ofreció enseguida dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de correr aquella aventura.

-¿Crees qué servirás?

-Si nos ponemos de acuerdo, creo que sí.

Aquello gustó al hipnotizador, que admiró la osadía del chiquillo. Amnos de acuerdo consiguieron que la sesión fuera un éxito. La madre de Twain, cuando lo supo, se enorgulleció de que su hijo tuviera tan ocultos dotes sobrenaturales. El muchacho mientras se estuvieron celebrando las sesiones no le confesó la verdad a la madre, por temor a que lo divulgara entre los vecinos, pero una vez que el hipnotizar se hubo marchado  del pueblo, le explicó todo lo sucedido. La buena señora se negó a creer que el hijo no poseyera aquel don que lo había hecho por un tiempo diferente a los demás.

-No, no me engañes. Tú posees algo sobrenatural que no tienen los otros.

Entonces cuando Twain explicaba la aventura solía decir:

-Engañar a la gente es difícil, pero mucho más difícil es convercerlos después de que los has engañado.

Luis XIV (1638-1715) VERDADES- SINCERIDAD- OSADÍA

Luis XIV estaba ansioso por conocer siempre la verdad, lo que en ocasiones le era bastante difícil, debido a su alta jerarquía.

Cierto día le dio a leer a un madrigal al mariscal d Grammont, y le advirtió:

-Recibí hace unos minutos este madrigal, que me parece una materia. Léalo y deme su opinión.

El mariscal después de leerlo le dio la razón al rey.

-Tiene razón, es una tontería.

-Creo que su autor es el mayor imbécil que he conocido.

-Es lo más probable, Majestad.

-Pues sepa Mariscal, que el autor soy yo.

– Le ruego que me lo deje leer otra vez, Majestad. Lo he hecho muy a la ligera.

-No se preocupe- respondió el monarca-. Ha tenidos usted ocasión de decir la verdad a su rey y lo ha hecho. ¿Acaso ahora intenta decirme una mentira?

-Perdón, Majestad.

-Perdóneme usted a mí por la forma desleal en que he logrado saber la verdad.