Carlos Stumpf fue una de las más brillantes figuras en el dominio de la sicología experimental. Tenía fama, además, por su extrema modestia. Le invitaron a pronunciar una conferencia en determinado centro de investigaciones científicas, para que analizara algunas de sus teorías. Y antes de comenzar, se presentó al público de la siguiente manera:
-Ahora, señores, voy a permitirme expones una teoría de la que tengo honro de llevar el nombre.