Miguel Ángel (1475- 1564) CEGUERA- INSEGURIDAD

Estaba ciego al final de su existencia. Su gran consuelo era que alguien lo llevara al museo, frente alguna de las esculturas antiguas que más le gustaban. Allí pasaba horas palpándolas con gran emoción.

El David, la Piedad y Moisés, son sus tres esculturas más importantes. Los tres rostros muy parecidos entre sí, como de la misma familia. Una vez terminado el gigantesco Moisés,, Miguel Ángel lo vio tan humano que le golpeó la rodilla con un mazo y le gritó a la estatua.

-¡Habla… Habla!

Ingres, Jean- Auguste D. (1780-1867) APRENDIZAJE – MUSEO

Un lunes por la mañana un discípulo del pintor, observó que éste se hallaba parado junto a la puerta de entrada del museo de Louvre, aparentemente esperando a que abrieran. Ingres era un anciano ya. El discípulo, se le acercó al venerable maestro, y le dijo que era lunes y el museo no abriría:

-¡Qué contrariedad!-exclamó el pintor.

-¿Quería ver algo en particular en el museo, maestro?

-¡Prácticamente todo! Visito el museo muy a menudo, cada vez que me es posible. Es la única forma de aprender a dibujar.

Similar a esta anécdota es la que refiere un amigo cuando lo vio pintando un cuadro de Giotto.

-¿Por qué lo copias?- le preguntó asombrado.

-Para aprender. Es una forma segura de aprender.

¡Estas palabras les decía uno de los más grandes retratistas de todas las épocas, a la avanzada edad de ochenta y seis años.