Rossini, Gioacchino (1782-1868) CRÍTICA

Rossini era casi siempre muy duro en sus críticas. En pocas ocasiones hacía a alguien objeto de halago. Se cuenta que Berlioz había estrenado por entonces La condenación de Faustosin mucho éxito. Rossini, que asistió al estreno, no tardó en dar una opinión de la obra y de su autor.

-Es una verdadera pena que este muchacho no sepa nada de música. Si supiera algo, aunque lo hicera peor, al menos comprendería a sus críticos, lo que actualemtne es, sin dudas, bastante difícil.

Tchaikowski, Piotr I. (1840-1893) VOCACIÓN- MÚSICA

Tardó años en dedicarse a la música, pero desde muy pequeño sintió una especial inclinación hacia ella.

Un día, su institutriz observó que el niño se hallaba muy quieto, como ensimismado con sus pensamientos, y le preguntó:

-¿Te sucede algo…?

-No, estoy oyendo música.

-¿Música? ¿ Cómo yo no la oigo… dónde está esa música de que hablas?

Y el niño se tocó la cabeza al tiempo que contestaba:

-Aquí.

La institutriz sin hacerle caso, intentó jugar con el pequeño, pero éste la mandó a callar con un gesto:

-Silencia…Ahora no. Espere a que acabe la música. Tras lo cual volvió a sumirse en su primitivo estado.

Caruso, Enrico (1873-1921) DESILUSIÓN- MÚSICA- VENTA

Estaban los fonógrafos en su pleno apogeo, y un vendedor de estos aparatos puso gran empeño en que Caruso le comprara uno, ya que así podría recoger en sus cilindros, según le aseguraba, los números más destacados de su repertorio.

No le pareció mal a Caruso la idea, pero en lugar de cantar tocó un solo en flauta ante el cilindro virgen que el vendedor le ofrecía como prueba. Cuando Caruso escuchó la reproducción que brotaba del aparato, preguntó con cierto asombro:

-¿Es esto lo que yo he tocado?

-¡Exactamente señor!- comentó gozoso el vendedor.

-¡Entonces así yo toco la flauta!

-¡Así es, señor! Ya le dije que esto es maravilloso…

-¡Claro, claro…! Expresó a su vez el tenor.

-Que quiere decir, dijo el vendedor, muy convencido del éxito- que me compra usted el fonógrafo.

-Pues, ¡no, señor!- repuso el famoso cantante y flautista-. Pero le vendo la flauta.

Brahms, Johannes (1833-1897) DEDICACIÓN

Le gustaba la vida familiar, pero nunca tuvo mujer. Cuando le preguntaban por qué no se había casado, respondía:

-Cuando era tiempo de hacerlo, nadie aceptaba mi música y así iba de fracaso en fracaso. Una mujer no habría sido capaz de soportarlo, ni yo de soportar mi fracaso ante ella. Después, aunque algunas mujeres me gustaron, entre mi trabajo y la mujer me decidí siempre por mi trabajo. Y ésta es una decisión que las mujeres no la soportan nunca a gusto.

Brahms, Johannes (1833-1897) TRISTEZA- PERSISTENCIA

En su juventud, Brahms no encontraba editor para su música. Uno de los editores a los que visitó le dijo:

-Su música es demasiado triste, la gente prefiere cosas más alegres.

Brahms consiguió hacerlas, cuando terminó visitó al mismo editor:

-¿Qué? ¿Me trae cosas más alegres?

-Sí, esto, a ver qué le parece.

Y le enseñó las canciones, cuyo título general era Alegremente me encamino hacia la tumba.

Beethoven, Ludwing van (1770-1827) GENIO- LOCURA

Estuvo en cierta ocasión en casa de su hermano. Daba ahí largo paseos componiendo siempre música, de memoria. Iba gesticulando, gritando y cantando. Los campesinos que vivían en el lugar, lo veían pasar y se asustaban por su “extraña manera” de actuar. Hasta que supieron que era el hermano de Beethoven de ahí, y que, además, era músico. Cierta día, un campesino, lleno de curiosidad, se acercó a hablarle.

-¿Por qué hace todo esto cuando está solo?

-¿Todo esto? Todo esto es hacer música.

-¿Y la música se hace así?

-Yo, si. Yo la hago así.

Parece que después el campesino dijo a los de su casa:

-¡Pobre señor Beethoven! Su hermano está medio loco.

Giuseppe Verdi – Crítica

giuseppe_verdi_bVerdi tenía muy mal concepto de los críticos. En cierta ocasión, poco antes del estreno de El trovador, se encontró con un crítico en una casa de música.

-Me he enterado que próximamente estrenará una ópera -le dijo el crítico-, y quisiera que interpretara algo de esa obra.

-Por supuesto, es un placer.

Verdi se sentó al piano y tocó un trozo de la obra. El crítico le dijo un tanto apenado, que no era de su completo agrado. Entonces el compositor se dispuso a interpretar un segundo trozo de la misma obra , que al crítico tampoco gustó. Verdi probó una vez más con otra parte. El crítico tampoco quedó satisfecho. Fue entonces que el compositor se levantó eufórico y dirigiéndose al crítico lo abrazó.

-¡Cuanto me alegro, amigo mío; muchas gracias!

-¿Se alegra y me da las gracias…, pero por qué?

-He escrito una obra para que gustara al público, no a los críticos, ahora después de sus juicios, tengo la seguridad de que será un éxito total.