Tenía un prodigioso don de observación. Estuvo una noche en la Ópera, en el palco de un amigo. Se sentó en el fondo del palco y no dejó de hablar durante toda la función. Después su amigo le dijo:
-Si no le interesa la ópera no hace falta que otro día lo invite.
-No, no hace falta, porque esta noche me he enterado de todo.
-¡Cómo, si ha estado todo el tiempo conversando!
-Por supuesto, así puedo enterarme de mucho más.
Y escribió una relación detallada de todo lo que había visto en la Ópera, en el escenario y en el público; de los cantantes, de sus voces y sus vestidos, de los decorados, de la música, del público y del decorado interior del teatro. Y añadió, en unas notas, todo lo que había sabido por las conversaciones mantenidas durante la representación.don de observación