Miguel Ángel (1475- 1564) AMENAZA- CRÍTICA

Miguel Ángel pintaba los frescos de la Capilla Sixtina, en época de Paulo III, por encargo del Papa anterior, Julio II. Paulo III no estaba muy de acuerdo con lo que hacía el pintor y algunas veces acudía a verlo trabajar y le hacía indicaciones, lo que le molestaba evidentemente al genio Miguel Ángel. Un día, mientras el Papa observaba cómo pintaba, desde lo alto del andamio dejó caer un madero que cayó junto al Sumo Pontífice, por lo cual no se disculpó.

Después de este hecho con el cual el Papa se asustó muchísimo, uno de los cardenales advirtió al pintor que debía poner mayor cuidado cuando Paulo III lo visitara, a lo que el pintor le contestó:

-El cuidado lo ha de poner él, pues si continúa impidiéndome trabajar a mis anchas, puede que un día “por casualidad” el madero le caiga encima.

Canova, Antonio (1757-1822) BURLA- IRONÍA

Cuando en 1816 Canova fue comisionado por el Papa para rescatar en Francia las joyas artísticas que Napoleón se había llevado de Italia, no obtuvo muy lisonjera acogida, porque por encima del artista, los franceses veían al comisionado que pretendía llevarse cuadro y esculturas, ya consideradas en Francia como propias.

Sin embargo, sus gestiones no fueron infructuosas, y el embajador artístico del Papa rescató algunas obras importantes, cuyo embalaje presenció y dirigió el mismo con especial cuidado.

Los franceses se burlaron de él por este motivo, llamándolo  “El embalador”, aprovechando la relativa similut fonética de “ambassedeur” (embajador) y “embelleur” (embalador).

Carlos I, de España (1500-1558) IDIOMAS- PRECOCIDAD

Desde niño, tuvo mucha facilidad para los idiomas. Hablaba español, francés, italiano, inglés, flamenco y alemán. Se cuenta que decía:

-Uso el español para hablar con mi madre, el italiano para hablar con el Papa; el inglés para hablar con mi tía Catalina de Aragón, el flamenco para hablar con mis amigos; el alemán para mandar de paseo a mis enemigos y el francés para hablar a solas conmigo mismo.

Canova, Antonio (1757-1822) BURLA- IRONÍA

Cuando en 1816 Canova fue comisionado por el Papa para rescatar en Francia las joyas artísticas que Napoleón se había llevado de Italia, no obtuvo muy lisonjera acogida, porque por encima del artista, los franceses veían al comisionado que pretendía llevarse cuadro y esculturas, ya consideradas en Francia como propias.

Sin embargo, sus gestiones no fueron infructuosas, y el embajador artístico del Papa rescató algunas obras importantes, cuyo embalaje presenció y dirigió el mismo con especial cuidado.

Los franceses se burlaron de él por este motivo, llamándolo  “El embalador”, aprovechando la relativa similitud fonética de “ambassedeur” (embajador) y “embelleur” (embalador).