Cenaba con uno de los Rothschild, y su anfitrión, en el momento de ofrecerle un fino y costoso vino llamado Lacrima Christi, le preguntó:
-¿De dónde procederá el nombre de este vino?
-Pues muy sencillo- contestó el ágil Heine-, se llama así por las lágrimas que sin dudas derrama Cristo cuando los ricos beben este vino, en un mundo donde tantos pobres mueren de hambre.