Montes, Lola (1818-1861) PODERÍO- IMPOSICIÓN

La belleza de Lola se acarreó a más de un triste episodio a su inquieta vida. Bailaba una vez en Varsovia, que estaba  entonces sometida a Rusia, bajo la autoridad del virrey Paskievich. El rey estuvo en el teatro, la vio y le gustó como mujer. Sin pensarlo mucho se fue al camerino a proponerle que fuera su amante, asegurándole que la tendría como una reina. Por supuesto que Lola se negó, asqueada ante la brutal proposición y la repugnante figura del virrey. Éste salió del camerino muy ofendido. El director del vio venir la catástrofe:

-Lola, por favor acepte. Este hombre nos puede arruinar.

-Pues entonces que lo acepte su mujer.

-Déjese de bromas y recapacite. Es el dueño de toda Polonia.

-Y eso qué, yo soy española, y soy dueña de mi persona.

Paskievich organizó a un grupo de policías maleantes para que silbaran a la bailarina.

-¡La ruina! Esto será mi perdición- dijo el director desesperado.

-Despreocúpese que les hablaré.

-¡No por favor! Sería peor

Lola salió otra vez a bailar y fue de nuevo recibida con silbidos. Entonces avanzó hasta las candilejas y bailó despacio.

-Distinguido público: me silban por orden del virrey. ¿Y a qué no saben por qué? Pues porque me ha hecho proposiciones deshonestas y las he rechazado ¿Acaso no es esto un miserable chantaje?

La policía desapareció y el espectáculo pudo continuar. Pero esta noche fueron a detenerla. Lola los recibió pistola en mano y les amenazó con divulgar la historia por toda Europa. Aquella noche se marcharon y entonces pudo refugiarse en el Consulado francés. Al día siguiente pasó la frontera.

Fouché, Joseph (1763-1820) ASTUCIA- PODERÍO- ROBO

Fouché trabajaba siempre a las órdenes de alguien importante y hacía todo lo posible en su ayuda, puesto que, al defenderlo, defendía su puesto. Desde luego, le interesaba más el submundo político que el castigo de la delincuencia común. Sin embargo, una noche entraron ladrones en el palacio de la marquesa española de Santa Cruz y le llevaron las joyas. El embajador de España se entrevistó con Napoleón y acusó de incompetencia a la policía francesa. Le dijo que, de haber pasado en España, las joyas reaparecerían. Napoleón llamó a Fouché y le exigió la reaparición de las prendas:

-Quiero demostrar al embajador que la policía es más eficiente que la española- le dijo a Napoleón.

La misma noche reaparecieron todas las joyas robadas. Talleyrand, siempre enemigo de Fouché, entonces expresó:

-Si este hombre, además de saberlo todo supiera algo más, se convertiría sin dudas en el dueño de Francia.

Fouché, Joseph (1763-1820) AUTORIDAD- VALOR

Durante el Directorio, el mayor peligro era el Club de los Jacobinos, enemigos y reconciliables del gobierno, integrado por personas conocidas y poderosas. El Gobierno consultó con Fouché su jefe de Policía, y Fouché dio su opinión sin titubear.

-La solución es disolver el club y cerrar el local.

-¿pero quién se atreverá a hacerlo?

-Yo, por supuesto.

Y, al día siguiente, se presentó él solo y sin armas, en el Club.

Uno de los miembros estaba hablando contra el Gobierno. Fouché subió a la tarima apartó al que disertaba y dijo:

-He venido a comunicarles que este club ha sido disuelto y que voy a cerrar el local.

Nadie se atrevió a oponerse. Todos, a indicación de Fouché, abandonaron la sala.