Un desconocido pidió una entrevista con Shaw. Al principio el escritor le negó rotundamente, pero ante la insistencia del hombre, lo mandó a pasar:
Una vez que el hombre estuvo en presencia de Shaw, le pidió dinero inmediatamente, con el siguiente razonamiento:
-Somos de la misma familia y es justo que nos ayudemos los unos a los otros.
-¿Ha dicho usted de la misma familia? ¿Cómo es eso?
-Sí; ambos descendemos de Adán y Eva- dijo el visitante sonriente, pensando que había ganado la partida.
Shaw metió la mano en el bolsillo y le dio un chelín:
-Ahí tiene mi aporte. Si los demás miembros de nuestra “familia” le dan lo mismo, no tardará en ser más rico que yo.