En 1922, Gandhi fue condenado a seis años de prisión por aconsejar a la India la desafección a Inglaterra.
Tanto el Juez como el acusado discutieron caballerosamente, un clima de nobleza y de respeto mutuos que no impidió a Gandhi precisar severamente sus quejas, por lo que a veces parecía ser el acusador.
El juez, dictando la sentencia en frases tan gentiles como las de Gandhi, expresó:
-Es imposible ignorar que a los ojos de millones de compatriotas es usted un gran político y un gran jefe. Todos, hasta los que no participan en sus opiniones, le consideran como un a hombre de alto ideal, de vida noble y sana.