Hugo, Víctor (1802-1885) OBSERVACIÓN- SICOLOGÍA

Víctor Hugo se dedicó a la política y fue representante del pueblo en la Cámara de Diputados, donde también participaba otro escritor muy leído: Eugéne Sue. Se conocían y desde el primer día se sentaron uno junto al otro. Durante las largas sesiones ambos hablaban de literatura. Las votaciones se hacían levantándose, de modo que no levantarse era votar en contra. Mientras los dos escritores hablaban se efectuó una votación y Víctor Hugo se levantó:

-¿Votas a favor?-le preguntó Sue asustado.

-Sí, desde luego -respondió el genial escritor.

-¿Y sabes de qué se trata?

-No; no me he enterado de nada.

-¿Entonces?

Víctor Hugo le enseñó a otro diputado sentado frente ellos.

-¿Ves a ese gordo sentado ahí enfrente? No sé aún su nombre, pero he observado que nunca estamos de acuerdo. Y así siempre que hay votación, si él se levanta yo no, y viceversa. Esta vez no se ha levantado, por lo tanto lo hice yo.

Gama, Vasco de (1459-1524) SICOLOGÍA- TEMOR- VALOR

Después de sus famosos descubrimientos y de varios años de persecuciones por el monarca anterior, el nuevo rey, Juan III, designó a Vasco de Gama como sustituto de Meneses, y el célebre navegante emprendió el que había de ser su último viaje transoceánico.

Sorprendida la expedición por un temporal, el pánico se apoderó de la tripulación, a la que clamó gritándoles con estruendosa voz:

-¡no se asusten, portugueses! ¡Es el mar que tiembla ante nosotros!

Semejante afirmación tuvo la virtud de devolver la tranquilidad a todos, quienes arribaron felizmente a su destino.

Freud, Sigmund (1856-1939) SICOLOGÍA

El eminente hombre de ciencia tuvo enemigos, como todo el mundo. Decían sus detractores que el hecho de recordar los impulsos instintivos malos podía más bien fortalecerlos. Freud sostenía lo contrario: que recordarlos y analizarlos era la única forma de combatirlos. Un día, coincidió con un pequeño grupo de éstos, y les preguntó al respecto:

-¿Aconsejarían a los policías que no entraran jamás en contacto con los ladrones y otros delincuentes, por miedo a contagiarse con la mala costumbre de robar y maltratar al prójimo ? ¿Aconsejarían a un sacerdote que no tratara con personas de mal vivir, por no considerarlos compañía beneficiosa para gente de bien? Pues es lo mismo.

Freud, Sigmund (1856-1939) SICOLOGÍA- MÉTODO- CIENCIA

El eminente psiquiatra pedía a sus enfermos que le relataran detalladamente todo lo que recordaban de sus vidas, para tratar de penetrar en las causas de los conflictos. Prefería que mientras se confesaban, no lo vieran, pues temía que su presencia pudiera intimidarles. Les hacía reclinarse cómodamente, dejaba la habitación a media luz, se sentaba detrás del paciente y le rogaba:

-Cuente, cuente. Vaya contando su vida. Todo lo que recuerde. Pero no como si me lo contara a mí, sino como si lo recordará en voz alta.

Algunas sesiones duraban dos o tres horas y hasta más. Era agotador para Freud. Y en cierta ocasión mientras una de sus enfermas hablaba, Freud se durmió. No lo pudo evitar. La enferma se dio cuenta al escuchar sus ronquidos. Se incorporó entonces rápidamente y se lo reprochó a Freud, el cual se defendió así:

-Lo siento, siento señora. Pero tenga la seguridad de que si me hubiera contado algo de veras importante, no me habría dormido.

-Entonces nada de lo que le he contado tiene importancia.

-Hasta ahora nada. Y sepa usted, señora, que las cosas importantes no se dicen muchas veces sino después de una o dos horas de decir cosas sin importancia.

La paciente, convencida, continuó hablando.