Patti, Adelina (1843-1919) GRANDIOSIDAD- VANIDAD

Adelina Patti llegó a ser tan famosa que, en cualquier parte del mundo a donde se encontrara, era acogida como una soberana. En España, la reina Isabel la invitó a su palco, y se dirigió a ella tratándola de “querida conciudadana”, el duque de Alba le ofreció una corona, y la Condesa de Montijo, madre emperatriz de los franceses, le envió un ramo de flores exóticas.

Como es de suponer, la Patti tenía una alta valoración de su persona. Un día que su coche tuvo que detenerse para dejar paso al de la reina, la cantante le dijo al cochero:

-Sigue adelante, pues yo también soy una reina.

Alfonso XIII (1886-1941) RANGO- RESPETO

La reina madre educaba al niño con mucha rigidez. Tenía Alfonso XIII siete años, cuando una dama palatina pidió permiso a la reina para dar un beso al pequeño. Este que había asimilado perfectamente la lección, protestó enseguida:

-No se dan besos a los reyes, señora; a los reyes se les hacen reverencias.

Alejandro Magno (356-323 aJC) CABALLEROSIDAD

Vencido Darío, entre el botín conquistado estaba también la esposa del rey de los persas. De ella no consta el nombre. A la hora de reparto de botín, le preguntaron a Alejandro qué debería de hacer con la reina de Persia.

-¿Cómo es?

-Joven y bella

-Trátenla con todos los honores que merece su rango.

-¿La quieres ver?

-No.

Y aunque nadie se lo preguntaba, dio la siguiente razón:

-No la quiero ver, porque si es joven y bella me gustaría, y como no debe de cuenta a nadie de mis acciones, haría con ella lo que es posible hacer a una reina vencida.