Canova, Antonio (1757-1822) BURLA- IRONÍA

Cuando en 1816 Canova fue comisionado por el Papa para rescatar en Francia las joyas artísticas que Napoleón se había llevado de Italia, no obtuvo muy lisonjera acogida, porque por encima del artista, los franceses veían al comisionado que pretendía llevarse cuadro y esculturas, ya consideradas en Francia como propias.

Sin embargo, sus gestiones no fueron infructuosas, y el embajador artístico del Papa rescató algunas obras importantes, cuyo embalaje presenció y dirigió el mismo con especial cuidado.

Los franceses se burlaron de él por este motivo, llamándolo  “El embalador”, aprovechando la relativa similut fonética de “ambassedeur” (embajador) y “embelleur” (embalador).

Canova, Antonio (1757-1822) BURLA- IRONÍA

Cuando en 1816 Canova fue comisionado por el Papa para rescatar en Francia las joyas artísticas que Napoleón se había llevado de Italia, no obtuvo muy lisonjera acogida, porque por encima del artista, los franceses veían al comisionado que pretendía llevarse cuadro y esculturas, ya consideradas en Francia como propias.

Sin embargo, sus gestiones no fueron infructuosas, y el embajador artístico del Papa rescató algunas obras importantes, cuyo embalaje presenció y dirigió el mismo con especial cuidado.

Los franceses se burlaron de él por este motivo, llamándolo  “El embalador”, aprovechando la relativa similitud fonética de “ambassedeur” (embajador) y “embelleur” (embalador).