Talleyrand, Charles M. de DELICADEZA- RESPUESTA

Cuando se casó, Napoleón le preguntó cómo era su esposa. Talleyrand no sabía qué responder, cuando Napoleón concretó su pregunta:

-Me refiero a si es inteligente…

Y Talleyrand le dio la siguiente contestación:

-Señor…, como una rosa.

Esta respuesta comparada con la que diera en otra ocasión respondiendo a una pregunta parecida (“mi esposa es delicadamente tonta), le gana en diplomacia y delicadeza.

Luis XV (1710-1774) CORTESANOS- INGENIOSIDAD

Luis XV vivía rodeado de cortesanos, cuya admisión daba origen a complicados trámites en los que el rey casi nunca interviniera. El propio monarca no conocía a algunos de los nuevos cortesanos. El soberano solía hacerles ciertas preguntas delante de un numeroso público, a estos nuevos miembros de la real corporación. Todos trataban de contestarle con ingeniosa respuesta, pues de esto dependía en gran medida que el cortesano entrara de lleno en la fama palatina.  Cierto día cuando se celebraba una fiesta en palacio, el soberano le preguntó a un cortesano recién admitido:

-¿Cuántos hijos tiene, señor?

-Cuatro, Majestad.

Un rato después, el rey le repitió la misma pregunta, a lo que el cortesano respondió con igual contestación. Así lo hizo por tercera y cuarta vez. En esta última ocasión, todos los que rodeaban al acosado cortesano, esperaban que se produjera al fin de alguna ingeniosa respuesta. Hasta que el cortesano, acorralado por la insistencia real, contestó:

-Cuarenta, Majestad.

-¿Deberás es posible?- preguntó asombrado el rey.

-No, Majestad no es posible ni es verdad. He añadido un cero en honor a usted; se lo ruego disculpe usted mi osadía.

Con lo cual se ganó la simpatía del insistente Luis XV.

Federico II el Grande (1712-1786) RESPUESTA- REINADO

Hablaba un día Federico con un noble inglés que le visitaba, y, como es costumbre entre los poderosos de todos los países, le hablaba mal de los ingleses:

-Ustedes los ingleses no tienen idea de lo que debe de ser la monarquía. Su rey no ejerce ninguna autoridad. ¡Si yo fuera rey de Inglaterra…!

-Si usted fuera rey de Inglaterra- le dijo el joven inglés- no duraría ni veinticuatro horas en el trono.

-¿Tan incómodo es su trono?

-No lo sé, nunca me he sentado en él; ni creo que usted tuviera tiempo de hacerlo.

Beethoven, Ludwing van (1770-1827) RESPUESTA- HUMILDAD- MODESTIA

beethovenBeethoven estuvo una vez en Weimar, donde Goethe tenía un cargo en la corte del duque. El músico visitó a Goethe más de una vez. Un día iban los dos en coche por la ciudad y casi todo el mundo los saludaba. Goethe, que no era nada humilde, le comentó a Beethoven:

-Sería curioso saber a quién de los dos saludan

-A mí no; aquí no me conoce nadie.

-Quién sabe, quién sabe…

Goethe trataba así de demostrarle a Beethoven, que todos los ahí presentes lo conocía, lo admiraban, y por lo tanto, lo saludaban. Era tanta su vanidad, que no pudo contenerse y llamó a un desconocido que les había saludado y le preguntó:

-¿Querría usted decirnos cuál de nosotros dos es el gran duque?

-Supongo que el otro señor, puesto que es usted quien pregunta- fue la apabullante respuesta.

Baquedano, Manuel (1826-1897) RESPUESTA- VALENTÍA

General_Manuel_BaquedanoCierto sargento del ejército, además de valiente era un tanto aficionado a la bebida, lo que unido a la natural euforia por un galardón alcanzado por su intrepidez, dio a que en dicha ocasión se embriagara lamentablemente.

En ese estado, se vio precisado a comparecer ante el general Manuel Baquedano, que dirigía las fuerzas chilenas durante esa contienda, y éste, antes que todo, lo reprendió por haberse prendido la medalla en el lado derecho.

-¿No sabes que las medallas se llevan del lado del corazón?

El sargento que había hecho un esfuerzo extraordinario por parecer sereno, contestó:

-Sí mi general; pero es que los chilenos tenemos el corazón tan grande que abarca todo el pecho

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