Muchos escritores jóvenes mandaban sus originales a France y le pedían su opinión. France nunca leía los originales y les decía a todos lo mismo:
-No está mal. Pero lo importante es que su segundo libro sea mejor. Si lo consigue, estará en el camino del triunfo.
Un poeta, que publicó su primer libro de poemas, le mandó el libro a France, y después le preguntó si lo había leído.
-Sí, desde luego, y uno de los poemas que me ha sorprendido; no he encontrado ningún ejemplar. Ésta es la última.
France le puso en el libro:
“Piense mi amigo Tal y Tal que la última edición de un libro es siempre la mejor, sobre todo para el autor, pues es la única de la que cobra derechos”.